Competitividad en los precios y marketing, ejes estratégicos para el desarrollo del turismo de salud
República Dominicana es un destino ideal para disfrutar de una piña colada debajo de las palmeras en las playas de aguas cristalinas y arena blanca, pero también para realizarse procedimientos médicos y estéticos.
Solo en el 2018, el turismo de salud generó US$265.1 millones al país, esto significa un 15% más respecto a los US$230.6 millones reportados en el 2017. Entre ambos períodos se presenta una diferencia de US$34.6 millones.
La vicepresidente de la Asociación Dominicana de Turismo de Salud (ADTS), Amelia Mora, es clara: el país aún no ha implementado de manera formal y consistente una estrategia gubernamental para la promoción de este mercado.
Sin embargo, destaca el impulso del “boca a boca”, es decir, las referencias de familiares y amigos a terceros, como una de las herramientas más útiles en la captación de nuevos clientes. “Aunque es un recurso de marketing muy poderoso, necesitamos enfocar esfuerzos estratégicos y continuos como nación para crecer en la exportación de nuestros servicios de salud para el mercado internacional”, explicó.
Cada paciente destina US$3,500 en promedio para realizarse el procedimiento médico, pero este gasto aumenta debido a la asistencia de acompañantes.
Para Reyes Mora, para mantener la competitividad dentro de un mercado en el que influye la calidad y el precio, la nación debe ser mesurada. “En nuestro país existe la libre empresa y cada centro de salud tiene su estructura de costos, realiza negociaciones con seguros médicos internacionales y según el entorno del mercado define el precio de sus servicios”, agrega.
Mientras que el presidente del gremio, Alejandro Cambiaso, afirma que el turismo de salud fomenta la competitividad del país en base a calidad, resultados y atención centrada en el paciente y su familia.