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¿Cómo se pueden articular el sector privado, el sector público y la sociedad civil para mejorar el sistema eléctrico de República Dominicana?

El sistema eléctrico de República Dominicana enfrenta retos que requieren un enfoque colaborativo entre el sector privado, el sector público y la sociedad civil. Mientras que el sector privado ha hecho grandes avances en la diversificación de la matriz de generación eléctrica, aún existen desafíos significativos en la transmisión y distribución que requieren atención. La solución a estos problemas debe ser un esfuerzo coordinado que aproveche las fortalezas y capacidades de cada sector.

Es fundamental destacar el papel crucial que ha desempeñado el sector privado en el desarrollo del sistema eléctrico de República Dominicana.

Los generadores privados han realizado importantes inversiones para diversificar las fuentes de energía, introduciendo plantas de generación que incluyen fuentes renovables como la solar y la eólica, así como plantas más eficientes basadas en gas natural.

Este esfuerzo ha sido vital para mantener la estabilidad del suministro eléctrico y para reducir la dependencia del país de combustibles fósiles más costosos y contaminantes.

El sector público, representado por el Gobierno dominicano, también ha reconocido la importancia de fortalecer la infraestructura de transmisión y distribución para asegurar que la energía generada llegue eficientemente a los consumidores.

Según el ministro de Energía y Minas, Joel Santos Echavarría, el Gobierno tiene previsto invertir 300 millones de dólares anuales a partir del próximo año para mejorar las redes de distribución locales. Este plan de inversión está diseñado para reducir la brecha de apagones que afecta a diversas áreas del país.

Santos Echavarría ha enfatizado que la transmisión y distribución de electricidad son componentes críticos que requieren inversiones sostenidas. Aunque el componente de generación es vital, especialmente con el crecimiento constante de la demanda, se está trabajando en un plan integral de inversión para abordar los problemas de apagones y mejorar la eficiencia del sistema en su conjunto.

Un ejemplo claro del impacto positivo de la inversión en energía eléctrica es la Central Termoeléctrica Punta Catalina. Esta planta no solo ha incrementado la capacidad de generación del sistema, sino que también ha impulsado a otras generadoras a mejorar la eficiencia de sus operaciones.

Como resultado, la capacidad de generación eléctrica del país ha mejorado significativamente, estableciendo una base sólida para la expansión futura del sector.

El desafío de la sostenibilidad financiera

A pesar de estos esfuerzos, existe un problema persistente de sostenibilidad financiera en el sector eléctrico, especialmente en lo que respecta a las Empresas Distribuidoras de Electricidad (EDES).

Entre 2017 y 2023, las transferencias del Gobierno Central para cubrir el déficit de las EDES han mostrado una tendencia al alza, con picos notables en los últimos años. En 2017, estas transferencias representaron el 0.3% del PIB, y este porcentaje ha ido aumentando, alcanzando un 1.4% del PIB en 2022. Aunque en 2023 hubo una ligera disminución a 1.2% del PIB, esta cifra aún refleja un nivel elevado de subsidios.

Este aumento constante en el déficit sugiere problemas de eficiencia en la gestión de las EDES, así como la necesidad de subsidios cada vez mayores por parte del Gobierno para mantener el sistema a flote.

El hecho de que los costos de subsidios hayan llegado a representar un porcentaje tan significativo del PIB subraya la urgencia de implementar reformas que mejoren la eficiencia y la sostenibilidad de estas empresas distribuidoras.

El rol de la sociedad civil en el desarrollo del sector eléctrico

La sociedad civil también juega un papel fundamental en la mejora del sistema eléctrico. Las organizaciones de la sociedad civil pueden actuar como mediadores entre el sector privado y el público, facilitando el diálogo y promoviendo la transparencia y la rendición de cuentas. Además, pueden desempeñar un papel importante en la educación del consumidor y en la promoción de un uso más eficiente de la energía, ayudando a reducir la demanda y, por lo tanto, la presión sobre el sistema eléctrico.

Para superar los desafíos del sector eléctrico en República Dominicana, es imprescindible una articulación eficaz entre el sector privado, el sector público y la sociedad civil.

El sector privado ha demostrado ser capaz de realizar las inversiones necesarias en la generación de energía; sin embargo, para que esas inversiones sean plenamente efectivas, el Gobierno debe garantizar que las redes de transmisión y distribución estén adecuadamente desarrolladas y mantenidas. Al mismo tiempo, la sociedad civil debe participar activamente en la supervisión y en la promoción de prácticas sostenibles.

Un enfoque coordinado podría incluir la creación de un comité de colaboración intersectorial que incluya representantes de los generadores privados, funcionarios del gobierno y líderes de la sociedad civil. Este comité podría trabajar para desarrollar políticas y estrategias que no solo aborden la eficiencia y sostenibilidad del sector eléctrico, sino que también se aseguren de que las inversiones sean bien dirigidas y que los consumidores finales reciban un servicio de calidad.

El sistema eléctrico de República Dominicana necesita una solución integral que involucre a todos los actores clave. Si bien el sector privado ha hecho avances significativos en la generación de energía, la sostenibilidad a largo plazo del sistema depende de mejoras en la transmisión y distribución, así como de la eficiencia en la gestión de las EDES.

El Gobierno ha reconocido esta necesidad y ha planeado inversiones importantes en la infraestructura de distribución. Sin embargo, solo a través de una colaboración estrecha y transparente entre el sector privado, el sector público y la sociedad civil se podrán lograr los objetivos de un sistema eléctrico más eficiente, sostenible y confiable para todos los dominicanos.

Guillermo Julián Jiménez

El autor es abogado y MBA.

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