República Dominicana declara la guerra a una epidemia silenciosa: los residuos sólidos
Uno de los tantos males que afectan a República Dominicana –a pesar de ser considerada un paraíso ante los ojos de quienes miran desde fuera– son los desechos sólidos. Con una población cercana a los 11 millones de personas (80% urbana), tal como cita el Informe de Economía Circular 2021, por día, cada persona tiene una generación per cápita estimada de 1 kilogramo de residuos sólidos municipales.
Los datos se vuelven más alarmantes si se observa que más del 80% de estos desechos son valorizables, pero apenas un 6% se recuperan para reciclar gracias a proliferación de los “buceadores de residuos” informales que alimentan una cadena de pequeños y medianas empresas dedicadas al reciclaje. Se dice que hasta 10,000 personas están trabajando en el reciclaje informal.
Oro o basura
Aunque son una oportunidad de negocio para las mipymes, en lo que ese sector crece, los desechos lo hacen aún más rápido. Mientras tanto, expertos alertan sobre el mal manejo de la basura, que además de provocar enfermedades, debilita la economía.
Para regular los sistemas de recolección, transporte y barrido para habitar un medioambiente sano, la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) establece que los ciudadanos dominicanos con ingresos hasata RD$1 millón deberán pagar RD$500.
Pero si la cantidad de basura por persona parece poco, visto desde una perspectiva más amplia, en República Dominicana se generan 88,000 toneladas de residuos sólidos, de los cuales solo 22,000 terminan en la cadena de reciclaje, o sea, un 25%. Las restantes 66,000 toneladas de residuos terminan en mares y ríos contaminando el medio ambiente.
Según datos del Banco Mundial (BM), en la región de América Latina y el Caribe se producen 430,000 toneladas de basura cada día que terminan en los vertederos sin la oportunidad de entrar a la cadena de reciclaje. Los países latinoamericanos que más desechos producen son México con 1.16 kg al día, Chile (1.15 kg), Argentina (1.14 kg), República Dominicana (1.08 kg) y Brasil con 1.94 kg, constituyendo un problema medioambiental en las poblaciones aledañas a los depósitos de estos residuos.
El ingeniero ambiental Jan Janssen entiende que las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) informales y los denominados “buzos” (recolectores en vertederos) están haciendo el mayor trabajo en la cadena de reciclaje. “Fortalecer estos actores significa mejorar el sistema de reciclaje en base de financiamiento, asistencia técnica y apoyo integral”, explica.
Según la Oficina Nacional de Estadística (ONE), 9.4 millones de dominicanos reportaron en el 2010 desechar residuos sólidos. De esa cantidad, 6.9 millones son producidas en zonas urbanas y 2.4 millones en rurales. En la zona urbana, 6.8 millones indicaron desechar la basura en el sistema de recogida del ayuntamiento; 1.4 millones de personas prefieren quemarla; 309,665 la tiran en el patio o en un solar vacío; 282,823 en un vertedero, 224,043 en un ríos y cañadas. Mientras que 144,275 personas indicaron que es recogida por una empresa privada y 95,610 en otro sistema de eliminación de basura.
Durante el 2015 se produjeron 11,087 toneladas de desechos sólidos diarios, según el Boletín Residuos Sólidos Urbanos en República Dominicana. La región Ozama produjo el 36.6% con 4,065 toneladas por día, Valdesia totalizó 10.7% (1,192 toneladas) y la región Enriquillo 3.7% (419 toneladas). El Cibao se divide por el Norte (1,477 toneladas), Sur (807), Nordeste (707 toneladas) y Nordeste (452 toneladas) que sumaron 3,443 toneladas por día. Mientras que las regiones Yuma, Higuamo y el Valle registraron 739, 636 y 323 toneladas, específicamente.
Un año después, se vertieron 1,260,385.2 toneladas de residuos en el vertedero de Duquesa. El Distrito Nacional aportó la mayor cantidad con 625,621.4 toneladas, indicó Lajun Corporation. A este le sigue los Alcarrizos (59,520.5 toneladas), Santo Domingo Este (322,775.6 toneladas), Santo Domingo Norte (116,498.2 toneladas), Santo Domingo Oeste (127,211.5 toneladas), Pantoja (8,422.6 toneladas) y Pedro Bran con 335.5 toneladas.
Gasto ambiental
Para que el 40% de esos desechos puedan entrar a la cadena de reciclaje, el país necesita fortalecer esta industria a través de estrategias. El activista medioambiental, Eddy Vásquez, expresó que una acción tripartita entre los ayuntamientos, el sector privado y los recicladores, daría paso al cooperativismo y en la creación de empresas enfocadas en resolver problemas medioambientales.
Según datos de la Dirección General de Presupuesto (Digepres), el gasto ambiental para el 2015 fue de RD$2,278.10 millones, mientras que para el 2016 se destinaron RD$2,925.90 millones, RD$647.8 millones más para contribuir con los problemas medioambientales del país. Durante el 2017, pasó de RD$3,058.70 millones a RD$4,180.40 millones en el 2018, lo que equivale a un aumento de 36.6% entre ambos períodos.
Ante este propósito los ayuntamientos destinan un porcentaje para combatir la problemática de la basura en el Gran Santo Domingo. Durante el 2018, el Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) destinó RD$736.8 millones para la recolección de residuos sólidos, mientras que el Ayuntamiento de Santo Domingo Norte (ASDN) destinó el 30.9% (RD$222.9 millones) de su presupuesto (RD$719.2 millones) para combatir la problemática de la basura. Sin embargo, el Ayuntamiento de Santo Domingo Este (ASDE) manejó un presupuesto de RD$1,503,164.52, sin embargo, no indica el monto destinado para la recogida de basura.
Exportación
Una parte de la basura termina en los vertederos, ríos y playas dominicanas, mientras que otra sale del país a través de barcos y aviones a diferentes naciones donde entran a la cadena de reciclaje disminuyendo su impacto medioambiental. Se estima que República Dominicana genera 14,000 toneladas de basura al día, de las cuales solo el 5% se exporta como desecho.
Según datos de la Dirección General de Aduanas (DGA), cada año aumentan entre un 3.6% y 63% las exportaciones de productos para reciclar. República Dominicana exportó entre el 2017 y 2021 un monto de US$815.36 millones.
Durante el período enero-marzo 2022 se exportaron US$53.36 millones. De esa cantidad, el papel y cartón, manufacturas de pasta de celulosa, de papel o cartón registran la mayor ponderación con el 66.8% (US$35.67 millones). A este les sigue, las pastas de madera y papel o cartón para reciclar (desperdicios o desechos) con US$7.12 millones; los combustibles fósiles US$6.60 millones. Mientras que el vidrio y su manufactura suman US$2.74 millones y las exportaciones de residuos y desperdicios de las industrias alimentarias y alimentos preparados para animales generaron ganancias por US$1.24 millones.
A pesar de que la exportación de estos productos se consolida en el mercado internacional como una fuente de ingresos para el Estado dominicano, las estadísticas de la DGA indican que para el período 2017-2021 se importaron residuos y desperdicios de las industrias alimentarias, papel y cartón y vidrio y sus manufacturas por un valor US$4,144.46 millones, es decir, US$5,232.98 millones más que las ganancias por exportación. Para enero-marzo 2022, se importaron estos productos por un costo de US$273.16 millones.
Para el economista Luis Manuel Piantini el Gobierno debe aplicar políticas de estímulos para que los materiales importados sean reciclados en el país. “Son industrias ligeras que pueden ser instaladas en República Dominicana, ya que nosotros estamos preparados para suplir los insumos y la mano de obra tecnificada”, explica.
Sostiene que de procesarse estos materiales en la nación se sustituirían las importaciones, acción que mejoraría los resultados de la balanza de bienes y corriente de la balanza de pagos.
Salud
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que el 24% de la morbilidad mundial y el 23% de los fallecimientos son causados por problemas ambientales. Ante esta situación, la ONE señala que para el 2002 República Dominicana contaba con 2,456,930 viviendas que presentaron diferentes tipos de contaminación. De esa cantidad, 654,000 pertenecen a ruidos de vehículos, 410,246 a contaminación de basura y 254,612 a agua estancada, convirtiéndose en una preocupación de salubridad para los dominicanos que viven cerca de estos focos de contaminación.
El epidemiólogo Fernando Vásquez explica que el mal manejo de los residuos sólidos y la acumulación de basura es un riesgo para la sociedad dominicana, ya que inicia la aparición de enfermedades como el cólera, la sarna y afecciones respiratorias. Además, alimenta la proliferación de plagas de insectos y ratas que transmiten parásitos a los pobladores aledaños como la leptospirosis. “Los animales que se acercan a la basura como los gatos, los perros y las moscas llevan en su hocico los parásitos, los virus y bacterias que luego van alrededor del ser humano y lo contagian provocando enfermedades”, expresa.
Modelo de negocio
Cada día más personas se preocupan por el manejo de la basura y aplican a su estilo de vida las 3R (recolectar, reutilizar y reciclar), siendo claves para mover esta industria. Así lo entiende el activista ambientalista Daniel Valera, quien expresa que las personas deberían de concientizar sobre la separación de los residuos. “Una cultura de reciclaje implica un cambio en materia de consumo. Dejar de comprar cuatro o cinco botellas de agua a llenar un termo cuatro o cinco veces de agua”, explica.
Al ser un país con una economía con altos índices de informalidad, los dominicanos buscan aumentar sus ingresos con la creación de emprendimientos. El Banco Central (BC) indica que durante el período septiembre-diciembre 2021, la población económicamente activa totalizó 4,782,114, el 56.7% trabajan en el sector informal (2,710,157 personas) y el 43.3% corresponde al formal (2,071,957).
La basura corresponde a una oportunidad de negocios para dejar de tildarse como un desecho inservible, sino que es de consumo, su manejo y gestión genera una gran cantidad de dinero en quienes ven en la basura un potencial de oportunidad de negocios. Para Piantini, la creación de empresas dedicadas a la economía circular crearía empleos y crearía riqueza en el flujo de los ingresos hacia los pequeños y medianos empresarios dominicanos.