El grito de la reelección
El presidente Luis Abinader lanzó ayer el grito de reelección. El acto del PRM fue la clarinada de arranque y hasta la fecha fue bien escogida, domingo 19, que coincide con el día de las elecciones del 2024, pero en el mes de mayo.
El presidente, como es lo lógico, resaltó las fortalezas de su gestión y lanzó fuertes críticas a sus opositores. Sin mencionarlo por su nombre en varios cortes de su discurso se observa que está enfocado en Leonel Fernández, que hasta ahora luce como el principal competidor para la contienda del 2024.
Falta mucho tiempo, un año y 11 meses, en la experiencia electoral del país un año y 8 meses, para saber quién será el próximo presidente, pues en la historia de la media isla, ya en el mes de marzo se perfila quién ganará en mayo.
El gobernante lanzó el grito de combate tanto al PLD como a la FP, con la frase de no mirar hacia atrás. Hasta ahora, el PRM lleva las de ganar repitiendo el librito que le dio resultados al PLD, unidad interna y sumar la mayor cantidad posible de aliados.
Al día de hoy ni la FP ni el PLD, representan una amenaza real para la reelección de Abinader. En el caso del PLD está más enfocado en su sobrevivencia que en ganar las elecciones del 2024 y en esa estrategia es enemigo electoral de la FP, una variable que afecta el proyecto de ambos para volver al poder.
La realidad al día de hoy, es que el verdadero adversario de la reelección del presidente Abinader es la crisis económica y la inflación, con el impacto que tiene en la economía colectiva e individual. Todas las proyecciones de organismo internacionales sobre la economía en lo que queda de este año y para el 2023, son negativas.
Hasta ahora, todos los gobiernos de América Latina han perdido las elecciones ante la crisis económica y en el caso del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, se reporta una baja popularidad en las encuestas.
El cálculo del panorama local no debe hacerse en función de lo que ocurre fuera pues no todas las variables se repiten igual, sobre todo porque aquí el pastel electoral está dividido en tres y el que reparte le toca más, en este caso el PRM, por ser el partido oficial.