Frank Rainieri: “No creo en las leyes de incentivos, creo más en leyes de competitividad”

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En su tierra o en medio oriente, encontrar a Frank Rainieri es una oportunidad de oro para hablar del pasado, el presente y el futuro de la industria de viajes y turismo de la República Dominicana. Es un hombre que lleva 53 años dedicado a la industria y con el estandarte nada más y nada menos que del Grupo Puntacana en su ADN.

Literalmente lo encontramos en Riyadh, capital de Arabia Saudita, asistiendo a la Cumbre Global del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) en su condición de miembro de su comité ejecutivo y de Fundador del Grupo Punta Cana.

Rainieri es un hombre cercano, accesible, afable, jovial, abierto y de frente. Mostró sorpresa y alegría al ver que allí estábamos los periodistas Jairon Severino y Danielis Fermín, de elDinero; Javier Nogueras, de Infotur Dominicano, y José Ramón Torres, de Vive Dominicana, invitados por el WTTC para cubrir el más importante evento mundial de la organización.

Pese a su apretada agenda cedió un momento para conversar. La conversación estuvo matizada por los mozos saudíes típicamente ataviados ofreciendo sus deliciosos dátiles o blandiendo sus “dallah” (cafeteras) y sus tacitas sin asas para motivarte a cada instante a tomar su “qahwa” o café árabe, tan claro como un té de tilo, pero tan intenso como el mejor café para hacerte recordar que de allí surge esta bebida que hoy abraza el mundo.

Compartió sus impresiones sobre la Cumbre Global, sobre la entrada del gigante saudí a la industria turística y el desafío que ello encierra para otros países. Valoró el compromiso y desempeño del actual gobierno y el Ministerio de Turismo con el sector y expuso su visión sobre las amenazas y oportunidades internas y externas.

¿Cómo entender que una nación como Arabia Saudita esté apostando por el turismo con tanto firmeza?

Para mí es un placer compartir con ustedes en Riyadh, capital de Arabia Saudita, en un evento mundial que se realiza en un palacio que solo lo vemos en las películas antiguas como los famosos palacios de Aladino y cosas así. (Rainieri se refería a las lujosas instalaciones indescriptibles del Centro Internacional de Conferencias Rey Abdulaziz (KAICC) y al The Ritz-Carlton de Riyadh, uno de los hoteles más lujosos del mundo, instalado en un verdadero palacio real que resume el lujo acorde con la realeza. Lo quiero felicitar por venir hasta este lugar del mundo. Aquí debían estar muchos dominicanos, participando, escuchando, compartiendo en esta Cumbre Global del WTTC, organización líder en el mundo de la industria de viajes y turismo.

¿Por qué dice que deberían estar aquí?

Para que vean como tú señalas, un país como Arabia Saudita, que regula el precio del petróleo en el mundo, con un superávit económico que nadie sabe a cuánto asciende; que el fondo de inversión que tienen para el exterior es de más de un trillón y medio de dólares y el fondo de inversión local todavía es más grande. Este es un país que va a dedicar en los próximos 10 años un trillón de dólares a la inversión en infraestructura y desarrollo turístico. Un evento en el que compartimos con la princesa Haifa Al Saud, viceministra de Turismo, hermana del príncipe heredero Mohamed Bin Salman, primer ministro de Arabia Saudit; una mujer en un país islámico que da gusto oírla hablar de su trabajo y de su apoyo al ministro de Turismo, Ahmed Al Khateeb, que por cierto ha estado en República Dominicana. Eso demuestra que creen, consideran y lo han repetido en la Cumbre, que el turismo es el nuevo petróleo del mundo.

¿Por qué en varias ocasiones ha referido que el turismo es como nuestro petróleo?

Tengo 53 años pregonando que el petróleo de República Dominicana es el turismo. Hace 30 años yo escribí un artículo que me ganó algunas enemistades. Se titulaba “Nuestro amarga azúcar, nuestro dulce turismo”. Se publicó en el periódico Última Hora que existía en aquel entonces, y no me equivoqué. Y no es que no tengamos azúcar, todo lo contrario. Tenemos que tener de todo, pero visualizaba que el crecimiento del país no era sobre la base de la industria azucarera que iba a sostener y eso se ha demostrado. Nosotros los dominicanos tenemos que entender a todos los niveles que el turismo es una industria a apoyar.

En el país tenemos ahora mismo posiblemente uno de los mejores momentos en la historia dominicana en cuanto al turismo. Tenemos un presidente de la República que cree en la industria, un ministro de Turismo que cree en la industria y varios otros funcionarios del Estado que creen en el turismo, pero no todos. Aquí, durante el desarrollo de la Cumbre Global, escuchamos al ministro de Inversión saudí revelar que maneja un presupuesto trillonario, y a sus exposiciones asistieron todos los ministros del Reino como demostración del apoyo de todos a los proyectos que está liderando junto al ministro de Turismo.

¿Qué opinión le merece que Arabia Saudita acaba de aprobar una ley de incentivo turístico, un tema que en República Dominicana genera discusiones y sobre el que usted siempre llama la atención?

Así es. Mientras ocurre esto en un país petrolero, en República Dominicana hay quienes plantean que debe eliminarse, y uno se pregunta, ¿dónde estamos nosotros? A veces yo no entiendo. Cuando me preguntan qué a que yo le tengo miedo en el turismo, siempre he dicho que a lo único que le tengo miedo es que a los dominicanos nos fascina darnos un tiro en los pies cuando estamos avanzando bien para ir cojos y parar la velocidad. Entonces, yo me pregunto, ¿es que no entendemos que República Dominicana está compitiendo con el mundo como destino turístico, que nosotros no somos el último vaso de agua en el desierto?

Acabamos de confirmar que competimos con países como Arabia Saudita que dedican un trillón de dólares para promover inversiones turísticas con ofertas agresivas. Te ofrecen construir tres hoteles como los que tú tienes en República Dominicana, que lo financian todo y lo único que el hotelero debe invertir es un 10% para ellos asegurarse de que tú asume la responsabilidad. Y eso se lo están ofreciendo a todas las cadenas hoteleras. Entonces en un país como este que está dispuesto a ajustar sus reglas sociales y religiosas para desarrollar el turismo, un país al que hace cinco años no se podía llegar si no era vestido de negro y las mujeres con abaya y una burka. Y hoy día hemos visto en los eventos como, por ejemplo, Julia Simpson, presidenta del WTTC, estaba vestida de rojo. Yo hasta pensé que era del Escogido (bromea Rainieri).

¿Qué motivó a la familia Rainieri a venir todos a la Cumbre Global aquí en Riyadh?

En la familia, consciente de lo que esto representa, vinimos los siete porque queríamos ver esto que está ocurriendo en la Cumbre y en este país. Entender lo que están haciendo aquí, porque tenemos que saber lo que hacen los otros países para mejorar lo que tenemos, y por qué no, ver si podemos hacer intercambios. Por eso yo espero que ustedes que están aquí, que están viendo lo que está sucediendo aquí puedan socializar. Solo la inversión de este hotel (The Ritz-Carlton, Riyadh) y este palacio de convenciones debe costar más que 20 o 30 de los mejores hoteles de lujo del mundo. Yo creo que esto nos debe servir de reflexión para entender, para evaluar, lo que es esta industria, pero no solo los gobiernos, sino también el sector privado dominicano que muchas veces son antagonistas con el turismo.

¿Qué falta en la sociedad para que entienda la importancia del turismo como el petróleo del país?

Mira, a veces yo pienso que nosotros los dominicanos, como vivimos en una isla, podríamos tener una visión muy reducida de las cosas. Es a lo que Frank Moya Pons le llamó “pueblerinos” porque nada más vemos lo de hoy y no estamos mirando el mañana como deberíamos verlos. Esto ocurre en todos los sectores de la sociedad. No nos damos cuenta de que debemos exigir más, por ejemplo, a los maestros para que nuestros hijos puedan ser mejor formados y llegar más lejos. Tenemos que exigirles más a nuestras autoridades locales, exigirnos todos porque si no, no vamos a tener una sociedad acorde con las tendencias mundiales.

Tenemos que exigirles más a los políticos para que entiendan que estas no pueden ser políticas partidistas, sino que deben ser nacionales. Cuando una industria como la turística, y no excluyo otras, se le crean políticas deben ser a largo plazo, que no sean de un gobierno ni de un ministro de Turismo, sino de una continuidad de Estado para que estas industrias puedan crecer y desarrollarse debidamente. Singapur ha crecido, Corea del Sur ha crecido, Japón ha crecido porque se han establecido políticas a largo plazo sin importar quien llegue al poder. A nosotros nos fascina llegar y quitar lo que hizo el otro o dejarlo a la mitad y cambiar. Esto mismo ocurre en el sector privado y en todos los sectores, pero creo que con criticar uno no resuelve nada.

¿Qué lectura le da a este evento en función de lo que analiza de nuestra industria turística?

A mí lo que me hubiese gustado que aquí hubieran participado dos docenas de dominicanos. Que no es solamente ir a Fitur, que es una feria comercial muy buena porque uno va a los mejores restaurantes de Madrid, bebe muchísimos vinos, compra. Aquí no se puede beber, no hay mucho que comprar, pero se está hablando del futuro de la industria y yo creo que eso es lo que nosotros tenemos que entender y aplicarlo. Debemos comprender y si hay otra industria en República Dominicana que tenga la oportunidad de la industria turística y los beneficios, pues muy bien, hagámoslo con esa otra, o con las dos. Pero lo que no podemos es ver continuamente los asomos en contra de lo que se ha logrado.

¿Qué opinión tiene de las leyes de incentivos?

Yo no creo en las leyes de incentivos, yo creo más en las leyes de competitividad. Lo que nos permita competir. Si nuestra competencia tiene un ITBIS del 8% nosotros no podemos tener el 18%. Si nuestra competencia tiene unos fondos de promoción, la nuestra tiene que ser, en términos relativos, los mismos fondos o más. Si la competencia tiene una ley de fomento a 15 años, la nuestra también debe dar 15 años.

A veces yo he tenido que decirles a los ministros que ellos no entienden cómo funciona la industria. Por ejemplo, que nuestra materia prima la integran tres cosas, los visitantes, pero cada visitante para entrar a República Dominicana tiene que pagarle al Estado RD$3,500, mientras otros sectores no tienen que pagar nada. No estoy diciendo que no le cobren, para que no se confunda mi posición. Hablo de competitividad.

¿Cuál son las otras materias primas del turismo dominicano?

Debemos entender que la otra materia prima de nuestra industria, que constituyen el 40% de la empresa, son los equipos, los sistemas de aire acondicionado, las cocinas, la cubertería y demás que pagan como artículos de lujo en República Dominicana, entonces no entiendo cómo podemos tenerlos fuera de la Ley de Incentivos Turístico. Me pregunto si a las demás industrias les cobran el 35% de impuestos por sus maquinarias a ver qué fábrica se instalaría en República Dominicana.

Deben entender que nuestra industria es de gran inversión de capitales porque cualquier hotel hoy cuesta cien o 150, 200 millones de dólares, pero solo de inversión. A veces no entendemos que esta es una industria compleja y diferente y nos falta un poco más de comprensión si es que queremos tener desarrollo, sino es que queremos darnos un tiro en los pies. Tenemos que ser capaces de poder competir con las demás naciones. Volvemos a Arabia Saudita, hicieron una ley de incentivo en Arabia Saudita.

¿Por qué se refiere a un régimen que permita competitividad más que de incentivos al turismo?

Yo lo que quiero es que se comprenda que no se trata de una Ley de Incentivo, sino que es una Ley de Competitividad porque los otros países la tienen. Es un sistema que se puede corregir, pero no cambiar. Son dos cosas diferentes. Hay que tener en cuenta que hay segmentos de esta Ley que no se pueden tocar porque son fundamentales. Por ejemplo, un hotel tiene que cambiar los televisores de 52 pulgadas cada tres años si está a orilla del mar, el mobiliario debe cambiarlo cada siete años por ley, por reglamentación turística; los sistemas de aire acondicionados debe cambiarlos cada 8 a 10 años.

¿Imagínate si tenemos que pagar por todo ese equipamiento el impuesto más alto que hay para las importaciones del país, a dónde vamos a llegar? Luego te quieren acusar de subvaluar cuando el tema está en penalizar a aquel que viola la ley trayendo equipos que no son para hoteles y los vende. O gente que lo invierte en áreas que no corresponden a la industria turística. Yo nunca he tenido en mi casa un aire acondicionado exonerado. Entonces, si hay elementos de riesgos para el Estado en la ley, la solución no es cambiarla, es ejecutar lo que dice la misma ley. ¿Qué ha habido gente que ha jugado con esto? Sí. ¿Qué hay gente que le han dado facilidades para empresas que nunca debieron estar en este régimen de la Ley 158? También es verdad. Es papel del Estado decir no y reglamentar, pero no por eso castigar a la industria.

José Ramón Torres
Especial para elDinero
Riyadh, Arabia Saudita

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