Embarazos en adolescentes, más allá de las razones socioeconómicas

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El calendario marca un martes de enero de 2023. Sentada en una silla grisácea y sosteniendo un fólder amarillo entre sus delgados brazos, Lorenna Centí (16 años) emite pausadamente las palabras, como si le pesara declarar sus sentimientos. Luce agotada, pero se mantiene alerta a su turno.

El bullicio ahoga los llamados de las enfermeras vestidas con pijamas rosado y azul marino y la menor de edad acaricia su abultado vientre. ¿Cuál es tu origen? Se le pregunta. Deja escapar un suspiro, agarra su cartera como si quisiera salir corriendo, pero responde: “Mi padre se fue para Puerto Rico, mi mamá es ama de casa y yo tenía que cuidar a mi hermanito Pedro”.

Ella es parte de las 1,501 adolescentes que acudieron en el 2022 al Hospital Regional Universitario Jaime Mota (HRUJM) a consulta prenatal. Sentada, conversa con elDinero, mientras mira de reojo el entorno cargado de alboroto en el centro hospitalario y a quienes esperan visitar a su especialista durante la jornada vespertina. “En unos días doy a luz y tengo que devolverme a Duvergé porque mi abuela me ayudará a cuidar a Franchesca” (su bebé).

Conforme datos de la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (Enhogar) del 2018, la región Enriquillo registra que el 27.7% de mujeres de entre 15 y 19 años estuvieron embarazadas, seguido del Cibao Noroeste (25.6%), El Valle (23.1%) y Valdesia (20.4%). Destaca que las provincias Barahona, San Juan y Elías Piña se realizaron un promedio de 6,072 partos por cada 100,000 mujeres de entre 10 y 19 años, frente a los 1,796 de otras demarcaciones con mayor poder adquisitivo.

Entre 2013 y 2022 hubo 1,622,656 nacimientos en República Dominicana. De esta cantidad, 9,566 fueron de menores de 15 años, es decir, el 0.5%. En tanto, 17.9% corresponde a madres adolescentes entre 15 y 19 años con 290,800 partos, de acuerdo con la Oficina Nacional de Estadística (ONE) y el Servicio Nacional de Salud (SNS).

Para el ginecólogo Luis Hidalgo, esta gestación suele terminar en cesáreas debido “a que el cuerpo de las adolescentes aún no está preparado para asimilar una labor de parto y por la presencia de otras comorbilidades como preeclampsia, diabetes o infecciones urinarias recurrentes en esta etapa”. El SNS indica que, de los 23,255 partos realizados en el 2022 a este segmento de la población, 42.4% fueron bajo este método, con 9,879.

Nueve meses de análisis

Durante los nueve meses de gestación, las pacientes se realizan chequeos rutinarios para ver la salud del bebé a través de una ecografía.

“Nosotros les indicamos vacunas de influenza para inmunizar a la madre, análisis para detectar cualquier eventualidad y medicamentos por comorbilidades como diabetes o preeclampsia”, dijo la sonografista Ydania Cavallo.

La educación es primordial para el futuro de una nación

Cindy salió de su casa a las 7:15 de la mañana. Lleva consigo una lonchera en sus hombros y una carpeta en sus manos, sus únicas acompañantes en la sala de espera.

Para ella ha pasado “una eternidad” desde que supo que su hija Yokaira, de 15 años, esperaba un bebé, pero la verdad es que solo han pasado siete meses. Desde que la prueba salió positiva, se levanta cada mes para acudir a las consultas médicas, priorizando las necesidades de la adolescente antes que las de ella propia.

“Estoy esperando a mi hija… vine primero para devolvernos temprano a Cabral (Barahona). No creo que siga estudiando, ya que el embarazo está avanzado”, comenta.

El embarazo a temprana edad en América Latina y el Caribe obliga a las adolescentes a desertar de la educación, acción que las priva de un mejor futuro con estabilidad financiera, establece la Organización Mundial de la Salud (OMS).

República Dominicana no es ajena al panorama internacional. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), en 2021 cinco de cada 10 mujeres aún estudiaban durante su embarazo y solo dos adolescentes continuaron con su formación luego del nacimiento de su bebé.

La educación está estrechamente relacionada con el desarrollo socioeconómico de un país. De acuerdo con el Banco Central dominicano (BCRD), los ingresos anuales pueden ascender a RD$500,000 si se cuenta con un posgrado, comparado con los RD$100,000 de quienes llegaron solo a nivel inicial, RD$150,000 la secundaria y RD$400,000 con un grado universitario.

Para la encargada del Departamento de Calidad Médica del Hospital de Barahona, Mary Díaz, las adolescentes suelen abandonar sus estudios debido al cuidado del bebé, lo que tiene un impacto a largo plazo en sus oportunidades de acceder al mercado laboral. Abandonar la educación en la infancia, explica la especialista, afecta el desarrollo profesional y en el bienestar de la persona en su vida adulta.

¿Un mal social?

Las madres entre 10-19 años devengan un salario promedio de RD$131,573 anual cuando trabajan, mientras que el ingreso para las madres entre 20 a 29 años asciende a RD$165,267, para una diferencia de RD$33,693. Con 22 años, Gabriela Urbáez tiene dos hijos, uno de seis y otro de 11 meses de edad.

“Quedé embarazada viviendo en la casa de mi abuela en Palmarito (Barahona)… Llegaba tarde de fiesta y fui muy rebelde, hasta que quedé embarazada cuando estaba en tercero de secundaria”, sostuvo. Ella es parte de las 866 adolescentes que tuvieron uno de los 4,276 partos registrados en el centro de salud en el 2022.

“Mi abuela me mantenía. Con el primer embarazo trabajé en una cafetería; ganaba RD$4,000 quincenal y luego en una banca de lotería recibía RD$2,000 quincenal, pero no era fijo. Mi exesposo comenzó a trabajar en la zona franca por RD$5,000 de noche y RD$3,000 en el día, pero yo, aun no puedo trabajar porque… ¿quién los cuidará?”, agrega.

Mientras le quita el pilón al más pequeño de sus descendientes, en la cocina de su casa en Palmarito, expresa: “No trabajo. A veces sustituyo a unas amigas de la banca de lotería que me pagan entre RD$250 y RD$500 la jornada, si es una quincena unos RD$4,000, pero quiero volver a la escuela y ser profesional”.

A pesar de constituir un pilar significativo para el desarrollo de República Dominicana, en muchos casos las menores ven su futuro flaquear debido a un embarazo no planificado, entiende la encargada de Calidad Médica.

Su pensar queda confirmado en los US$245 millones que la economía local dejó de percibir en 2018 a causa de aquellas madres a temprana edad que no pudieron insertarse en el mercado laboral, indica el Unfpa.

Al desglosar los datos, US$173 millones corresponde a los ingresos y US$22.9 millones al costo de oportunidad en el empleo. Asimismo, el gasto durante el período de atención al embarazo totalizó US$21.2 millones y la pérdida económica por muertes maternas en adolescentes en US$3.9 millones. Además, el fisco dejó de percibir US$23.9 millones por concepto de impuestos.

Rubí Feliz también cuenta su historia, la cual está cargada de realidades contrastantes. Con 16 años, se fue a vivir con su pareja, que se dedica a la artesanía. Como ella, 1,658 uniones proceden de parejas en edades entre 15 y 19 años, de acuerdo a la Oficina Nacional de Estadística (ONE), una tendencia que mantiene un crecimiento fluctuante durante la última década.

Para la doctora Díaz, las uniones a temprana edad hacen que las jóvenes declinen sus proyectos de vida, reduciendo las posibilidades de acceder al mercado laboral formal y representando una situación que afecta la vida socioeconómica y profesional de las niñas y sus descendientes.

Faltan más programas de orientación para las jóvenes

Los datos oficiales establecen que el gasto en salud por embarazos en adolescentes asciende a RD$1,053 millones durante la atención médica, el parto y el puerperio. Para la directora del centro hospitalario, María Batista, “nos hace falta voluntad en la Región Enriquillo para crear una unidad integral de atención a los adolescentes para proteger y educar a unos de los segmentos más importantes de la sociedad dominicana”.

Considera que se debe disminuir la tasa de mortalidad materna y concientizar a la población sobre los controles de natalidad. “El hospital no ha invertido porque no tenemos una unidad instalada. Crear este departamento representará un avance para la atención de los adolescentes de la zona”, expuso.

Asimismo, Díaz considera que tener un centro de orientación motivaría a las jóvenes a cuidar su salud sexual y reproductiva, asegurando que reciban la asistencia médica personalizada que necesitan para la prevención. Reconoce que el mayor costo económico de un embarazo no planificado es el social.

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