Elecciones en RD: Para ganar en primera vuelta hay que lograr 3 millones de votos
El objetivo de las elecciones presidenciales en primera vuelta en próximo año 2024 representa retos que superan las triunfos de elecciones anteriores. De hecho, esta vez, tomando en cuenta el tamaño del padrón electoral, para un candidato pasar en la primera vuelta electoral requeriría de cerca de 3 millones de votos válidos a favor, algo nunca antes alcanzado por ningún candidato al puesto.
El sistema de elección por mayoría absoluta (50% más un voto) se estableció en la reforma de la Constitución del año 1994 y desde entonces, solo en una ocasión (1996) hubo segunda vuelta electoral, mientras que en 2000, aunque el candidato no alcanzó el 50% (49.8%) le llevó 24 puntos porcentuales a su contendiente más cercano, quien prefirió evitar una nueva medición electoral.
En las elecciones siguientes (2004, 2008, 2012, 2016 y 2020) todos los presidentes han logrado más del 50% de los votos válidos en la primera ronda de elección, lo cual ha evitado una segunda vuelta.
En esta ocasión no tiene que ser distinto, pero hay elementos que podrían forzar esa situación. Lo primer es que vuelve a producirse una lucha entre tres fuerzas políticas y no entre dos, por lo que será más difícil una polarización que concentre más votos en un candidato.
Lo segundo es que, si se toma en cuenta una participación promedio anual de 72.8% en seis de los últimos siete procesos electorales (solo en 2020, por la pandemia, la participación fue de 55%, con una abstención de 44%), entonces el candidato tendría que alcanzar una cantidad de votos nunca lograda en procesos electorales.
Votos necesarios
De acuerdo con las proyecciones de la Junta Central Electoral (JCE), para las elecciones de 2024 el padrón electoral será de al menos 8,400,000 ciudadanos con capacidad para ejercer el voto. Si se asume el promedio de participación de los votantes en cada elección presidencial, que es de 72.8%, entonces se espera una cantidad de 6,115,200 votantes.
Dado que la elección se logra con 50% más uno, el candidato tendría que alcanzar un mínimo de 3,057,601 votos a su favor. Una cantidad nunca alcanzada por ningún aspirante en la historia electoral dominicana.
Incluso, asumiendo una participación menor que el promedio, es decir 70%, serían 5,880,000, de los que la mitad más uno serían 2,941,000, una cantidad que tampoco ha logrado ningún candidato antes.
Votación y abstención
De acuerdo con las estadísticas de la JCE, en las últimas siete elecciones presidenciales, el candidato que alcanzó mayor cantidad de votos fue Danilo Medina en 2016 con el favor de 2,847,438, lo que resultó en un equivalente de 66.3%, es decir, 16.3 puntos por encima de la mitad de los votos. Ese año la participación fue de 69.6%.
En cambio, en 2020, el candidato Luis Abinader ganó las elecciones con 2,154,876, una cantidad menor a la alcanzada por el candidato Leonel Fernández en 2004 y en 2008 y mucho menos que lo logrado por Medina en 2016.
Aun así, Abinader logró el triunfo con un 52.5%. ¿La razón? En esas elecciones la participación electoral fue de apenas un 55.3%, debido a que fue el año de la pandemia. A mayor abstención, mayor es la posibilidad de alcanzar el 50%, aunque voten menos personas.
A eso se agrega el hecho de que cada cuatro años el padrón electoral crece en una proporción que se acerca a un millón de nuevos votantes. Es el caso de 2020, cuando el padrón fue 7,529,932, mientras que en 2016 eran 6,765,245, es decir, que creció en 764,687.
Para el 2024, en caso de que el padrón llegue a 8,400,000 votantes, estaría superando en de 2020 en 870,068 votantes adicionales.
Proporción de votos en el padrón y legitimidad de elección
Los procesos electorales para la elección presidencial tienen como requisito ganar con al menos el 50% de los votos emitidos, independientemente de la cantidad de personas que voten dentro del padrón.
Entonces, en un escenario de alta abstención puede darse el caso de que más de la mitad de los ciudadanos empadronados decida quedarse en sus casas y no votar. A eso se puede agregar el hecho de que los ciudadanos que voten, aun siendo más de la mitad, no alcancen ni una cuarta parte a favor de un candidato que, por la abstención, puede marcar más de un 50% y resultar legítimamente electo.
¿Eso es justo? Tal vez no sea lo ideal, pero es completamente legal y legítimo. Por lo que, en sentido práctico, lo ideal es que más personas ejerzan el derecho constitucional de participar en las elecciones para dar mayor legitimidad, no solo al presidente que resulte electo, sino al proceso en sí mismo.
Más votos en el padrón
Las cifras sobre los resultados electorales de las elecciones presidenciales desde 1996 al 2020 indican que ningún presidente ha sido electo con más de la mitad de los votos de los ciudadanos empadronados.
Esto es, porque los niveles de abstención se mantienen en una proporcionalidad que ronda el 30% y que en 2020, incluso, fue de un 44.7%.
La elección presidencial que ofreció mayor proporcionalidad de votos dentro del padrón electoral al candidato ganador fue en 2016, cuando Medina, con un 66.3% de los votos emitidos, alcanzó un 42.1% del padrón. Eso ocurrió por circunstancias adicionales, como el hecho de que era un presidente candidato, además de que la oposición estaba dividida, enfrentado por un Partido Revolucionario Moderno (PRM) que apenas tenía un año de creado y su candidato era relativamente desconocido en ese momento (Abinader).
En las elecciones anteriores (2012) Medina ganó con 51.2% y solo alcanzó el 35.7% del padrón, debido a que enfrentaba a un Partido Revolucionario Dominicano (PRD) todavía poderoso en ese momento y con un candidato que había sido presidente de la República años atrás (Hipólito Mejía).
El segundo presidente que ha logrado mayor participación del padrón es Fernández en las elecciones de 2004, cuando República Dominicana enfrentaba una profunda crisis económica y su regreso fue relativamente fácil. En esas elecciones ganó con un 57.1% de los votos emitidos y un 41.1% del padrón electoral.
En otras dos ocasiones en que fue presidente, Fernández obtuvo 51.2% de los votos y 39.1% del padrón (1996), y en el 2008 con 53.8% y 38.1%, respectivamente.
En el caso de Hipólito Mejía, quien alcanzó la presidencia en 2000, su triunfo se dio en una primera vuelta con 49.8% de los votos y una muy amplia ventaja sobre su segundo contendiente, además de que los votos obtenidos representaron el 37.4% del padrón electoral de electores de ese año.
Abinader ganó con menos
En la elección presidencial de Abinader en 2020 se presentó un escenario especial, debido a que el país estaba en cuarentena a causa de la pandemia del covid-19. Por esa razón la abstención fue elevada.
Con la obtención de 2,154,876 votos a su favor, Abinader logró la victoria marcando un 52.5% de los votos emitidos. Sin embargo, esa cantidad solo representó el 28.6% del padrón electoral presentado por la JCE en ese año.
Lo anterior indica que Abinader es el mandatario que menor proporcionalidad del votos ha logrado como porcentaje del padrón electoral, aunque es preciso tomar en cuenta que se trata de una base de datos que duplica a la de 1996.
Para las elecciones de 2024 la batalla presidencial será entre tres partidos grandes, con un padrón electoral de una amplia cantidad de electores que obligaría a alcanzar no menos de 3 millones de votos para pasar en primera vuelta.
La abstención se salió del promedio en 2020
De acuerdo con los resultados electorales en las seis elecciones previas a la de 2020 la abstención promedio fue de 27.2%. En tanto, en el año de la pandemia los electores que decidieron quedarse en su casa representaron el 44.7%.
Si se agrega ese año a los seis anteriores, entonces la abstención electoral promedio resulta en un 29.7%. Esto indica que, aun con el caso extremo de abstención que se registró en 2020, el promedio de todas las elecciones celebradas en el país después que se estableció en 50% más uno, ha sido de una proporción que ronda el 70-30 entre participación de los votantes y abstención.
Eso deja confirmado que, de mantenerse la misma tendencia, para las elecciones próximas podría volverse a presentar un escenario de segunda vuelta en junio de 2024 en caso de que ningún candidato alcance los cerca de tres millones de votos necesarios en la contienda programada para el 19 de mayo de ese año.
El reto de los partidos y aspirantes es motiva a su militancia a participar, a ir a votar y no quedarse en sus casas el día de las elecciones.