Arroz dominicano: entre costos, amenazas del DR-Cafta y autosuficiencia
Arroz, habichuelas y carne conforman la “bandera culinaria” de los dominicanos. El Ministerio de Agricultura estima el consumo local del cereal en 15.2 millones de quintales anualmente, mientras que la producción se acerca a los 14.7 millones de quintales. Estos son los datos oficiales de los últimos cinco años.
El arroz dominicano, sin embargo, se ve enfrentado a dos de sus principales retos en términos de competitividad: certidumbre en los costos de producción y el proceso de desgravación o desmonte arancelario con el vencimiento de los plazos de protección establecidos en el tratado de libre comercio entre Centroamérica, Estados Unidos y República Dominicana (DR-Cafta).
El presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, fue lo suficientemente claro en marzo de este año cuando afirmó: “¡Que eso esté claro: vamos a proteger la producción nacional, y más en este momento donde cada país tiene que garantizar su seguridad alimentaria!”.
Según el sistema de división territorial utilizado por Agricultura, el país cuenta con ocho regiones agropecuarias: Norte, Norcentral, Nordeste, Este, Central, Sur y Suroeste.
Para 2021 las de mayor porcentaje en la producción de arroz son: La región Nordeste con una superficie de 1,326,168 tareas cultivadas, le sigue la región Noroeste con 880,153, Norcentral (621,706), el Suroeste (178,404), luego la región Este (75,416), Central (52,509) y Norte con 44,158 tareas cultivadas.
El productor arrocero Oliverio Espaillat señala que la provincia Duarte es donde se concentra la mayor producción del cereal, ya que cuenta con más de 300,000 tareas destinadas al cultivo. Le sigue Monte Cristi, beneficiado por las aguas del río Yaque del Norte, con alrededor de 200,000; continúa La Vega (200,000), María Trinidad Sánchez (160,000) y Sánchez Ramírez que cultiva unas 130,000 tareas. “En total en el país se manejan 1,300,000 tareas”, asegura.
Ciclo del cultivo
El cultivo de arroz prospera en zonas tropicales y subtropicales con temperaturas elevadas, por lo que el clima de la isla le resulta provechoso. De hecho, Espaillat señala que los meses diciembre a enero son ideales para iniciar la siembra del rubro, ya que los días empiezan a ser más largos y el cereal recibe suficiente luz solar.
“La época productiva comienza a los 60 días. La mayoría de las variedades de arroz que se cultivan en República Dominicana duran 120 días hasta su cosecha”. El productor explica que las plantas se fecundan a sí mismas, ya que cuentan con ambos sexos.
El agroempresario sostiene que la producción de arroz se divide en tres etapas: la vegetativa, que comprende la germinación y el macollamiento, ocurre en los primeros 65 días de la planta; la fase reproductiva, que comprende la iniciación de panícula y la floración. Continúa de maduración, que abarca el llenado del grano. Aquí la planta se torna de un color amarillento indicando que ya el arroz está listo para el siguiente proceso.
Espaillat destaca que según el tipo de suelo donde se cultive se determinará la cantidad de fertilizante que necesite e indica que en el Cibao Central se le aplican unas 100 libras por tarea dividido en cuatro aplicaciones durante el ciclo. “En la línea Noroeste se le aplican alrededor de 130 libras y en Bajo Yuna unas 90, ya que el suelo es más rico en nutrientes”, expresa.
Costo de producción
El costo para producir arroz en los últimos cinco años no ha variado significativamente. De acuerdo con productores consultados por elDinero, el costo puede alterarse según el sistema de siembra que se emplee, los insumos y la mano de obra.
Un análisis de los resultados entre 2016 y 2021 establece que hubo un aumento de 4.7%. Respecto al año siguiente, el aumento solo reflejo un 1.3%, siendo el 2021 el de mayor incremento con un 25.7% (RD$7,900.40 por tarea). A pesar de no existir datos actualizados en Agricultura del 2022 y en lo que va del 2023, el presidente de la Federación Dominicana de Productores de Arroz (Fenarroz), Marcelo Reyes, asegura que ronda los RD$7,600 a RD$8,400 por tarea.
En el cultivo de la gramínea existe la siembra directa y siembra por trasplantes, dentro de ellas hay diferentes métodos como el mecanizado y el manual. Según Reyes, el más utilizado es el manual con un costo de RD$1,000 por tarea. En cuanto a la siembra directa, es también manual cuyo costo es de RD$35 por tarea. “La siembra por trasplante se utiliza cuando los suelos están muy contaminados de malas hierbas o arroz indeseado”, asegura.
Financiamiento
Un informe del Centro para el Desarrollo Agropecuario y Forestal (Cedaf) señala que conforme a la tenencia de la tierra los productores de arroz se clasifican en dos: los de reforma agraria y los privados. El último censo agropecuario estima que en el país hay alrededor de 30,300 productores de arroz.
Refiere que los productores de reforma agraria están ubicados en asentamientos campesinos patrocinados por el gobierno en parcelas de 20 a 75 tareas, las cuales cultivan de forma individual. Estos productores reciben financiamiento del Banco Agrícola (Bagrícola), pero también tienen acceso a otras fuentes de recursos.
Los productores privados son aquellos que son dueños de fincas. Tal como lo explica Espaillat, consiguen más rendimiento, ya que tienen mayor acceso a recursos, lo que significa que pueden utilizar más tecnología y aplicar los insumos adecuados.
“El Bagrícola ofrece préstamos de acuerdo con el costo de producción. Si se tienen 50 tareas y el costo es de producción es de RD$7,000, esto quiere decir que le brindaran un crédito de RD$350,000”, comenta.
¿Cómo se establecen los precios del arroz?
A diferencia de lo que ocurre con otros productos, los precios del arroz no se fijan al antojo de los productores, sino que se mantiene o varía cada año a través de la Comisión Nacional del Arroz (CONA).
Este organismo está presidido por el ministro de Agricultura y cuenta con la participación del administrador del Banco Agrícola y la presencia del director del Instituto Agrario Dominicano (IAD). También, con la presencia de los comerciantes, los molineros, productores de reforma agraria y privados y las cooperativas.
La autosuficiencia para abastecer la demanda interna de arroz es un tema de larga data. ¿Por qué se importa? El presidente de Fenarroz asegura que es una forma de mantener “una reserva de emergencia” en caso de que la producción nacional sufra el impacto de los efectos climáticos. De igual modo, indica que por el acuerdo del DR-Carfta es obligatorio.
Por su lado, Espaillat indica que, si el consumo nacional supera lo producido en un año, en el CONA se discute de cuánto será la importación. “Se calcula el inventario disponible y de ahí se determina la cantidad a importar y entre los miembros de la comisión se firma una resolución”, declara.
Para 2021 se autorizó la entrada de 93,280 toneladas métricas del cereal. El gobierno también mantiene un programa de pignoración que permite mantener en almacén o silos todo el arroz que es cosechado, pero no demandado.
Mejoramiento genético
El mejoramiento genético del arroz en el país se ha desarrollado de manera eficiente, dando como resultado plantas más resistentes a enfermedades y plagas.
El agrónomo Luis Yangüela asegura que gracias a estas mejoras dieron como resultado aumento en la productividad y reducción de los costos de producción. “Son intolerantes a un tipo de herbicidas selectivo para la gramínea y no para las demás malezas y hasta otro tipo de arroz”, comenta.
Señala que el fallecido doctor Federico Cuevas, especialista en genética del arroz y que presidió el Laboratorio Experimental del Arroz Yin Tieh Hsieh, trabajó en el mejoramiento de nuevas variedades, tales como Juma 68-18 y LRC Juma 69-20.
Según el Ministerio de Agricultura al momento de su deceso dejó en cartera al menos 10 nuevas variedades en desarrollo que entrarían en vigor más adelante, todas con un alto potencial en rendimiento y productividad. Varios especialistas consultados señalan que las variedades más comunes en producirse son: Lucero, Juma 69-20, Quisqueya que se mejoró a Juma 70-22 y Paulita.
Papel de las industrias
Las industrias (molineros) juegan un papel determinante en la cadena de productiva del cereal. No solo llevan a cabo actividades de procesamiento y comercialización en las factorías, sino que también presentan múltiples servicios como la provisión de insumos, transporte, entre otros.
El informe titulado “Cultivo de arroz” del Centro para el Desarrollo Agropecuario y Forestal (Cedaf) señala que el apoyo de los molineros a los productores asegura la sostenibilidad de la industria arrocera dominicana. Estas comercializan el arroz en diversas presentaciones de 5, 10, 25, 50 libras, principalmente. Refiere que de esta manera pueden satisfacer las necesidades de los consumidores de acuerdo con su poder adquisitivo.
Plagas
El arroz, como todo cultivo, también es afectado por insectos que afectan su rendimiento y la productividad al momento de la cosecha. Estas plagas se manifiestan de diferentes formas, tamaños y daños provocados desde el suelo hasta casi finalización de la cosecha.
No obstante, el Cedaf considera que no deben ser eliminadas con el uso indiscriminado de plaguicidas. Indica que su control radica en la correcta certificación de éstas mediante monitoreos periódicos y del conocimiento de su umbral de daños económicos y selección del insecticida adecuado.
Entre las más comunes están las chinches que afectan al cereal en su etapa de floración, también varios tipos de gusanos que se comen las hojas de la planta y otros que penetran al tallo llamados taladradores.
Además, las hydrellia que succionan la planta cuando está pequeña de acuerdo con la época de siembra. Espaillat considera que por eso se debe sembrar en diciembre cuando las temperaturas son más frescas, debido que el calor las atrae.
En ese sentido, reveló a elDinero que por esta razón los productores arroceros de la zona cultivan al mismo tiempo para que en caso de atacar alguna plaga sea menos agresiva. “Si se queda solo la peste será más agresiva y podría perder la producción”, asegura.
Conseguir mayor productividad a un menor precio
Producir más y con menos presupuesto es un desafío por el que casi todos agricultores deben enfrentar. Para obtener mayores retornos económicos, independiente del tamaño del área cultivada, es necesario mantener los costos bajos y alcanzar una alta productividad.
El presidente de Fenarroz señala que no hay un patrón específico para lograrlo, ya que como país se está expuesto a condiciones climatológicas inestables. “No existe una receta única cuando trabajamos con organismos vivos en un medioambiente cambiante”, señala.
Por su lado, Espaillat considera que sembrando en la época correcta y la variedad adecuada se puede conseguir un mayor redimiendo. También sugiere suministrar los nutrientes que requiera y cuidar el cultivo de las malezas y plagas. “Cuando se hacen las cosas bien, el rendimiento será bueno, por eso cada paso hay que saberlo hacer”, asegura.
Desafíos a los que se enfrenta el sector
Productores consultados coinciden en que el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y los Estados Unidos (Cafta), que entra en vigor a partir del 2025 representa un reto para la producción local.
El acuerdo contempla el desmonte arancelario para algunos productos. Varios productores han externado su temor de que esto pueda generar desempleo y competencia desleal.
Este tratado fue negociado entre enero de 2003 y enero del 2002, al cual se incorporó República Dominicana en agosto de 2004 adoptando en ese momento la sigla DR-Cafta. Salvo Costa Rica, todos los países firmantes lo han ratificado. Para El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua ya está en vigor, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Del mismo modo, manifiestan que al sector le hace falta más mecanización de las labores, ya que ante el aumento del costo de la mano de obra entienden se hace necesario recurrir a nuevas tecnologías.
Padre del arroz dominicano
Yin T. Hsieh, el científico taiwanés considerado el “Padre del arroz dominicano”, murió en 2018, a los 89 años, en Bonao. Nacido en Taiwán el 14 de abril de 1929, realizó grandes aportes al desarrollo de tecnologías en favor del cultivo y la creación de decenas variedades de arroz.
Llegó a República Dominicana el 29 de diciembre de 1965, ocupando el cargo de subjefe de la Misión Técnica Agrícola de Taiwán. A partir de julio de 1967 se convirtió en jefe de dicha misión hasta julio de 1991.
Por muchos años concentró sus esfuerzos por el mejoramiento genético del arroz. Sus trabajos promovieron el fortalecimiento y mejoramiento de las prácticas agrícolas usadas en el cultivo del cereal. También impulsó y dirigió la creación de variedades, con nuevas técnicas en la genética agrícola.
Una información de la Embajada de Taiwán informa que además de cumplir sus funciones como jefe de la Misión Técnica Agrícola de Taiwán, trabajó en el Centro de Investigaciones Arroceras de Juma, Bonao hasta el 1992. Logró aumentar tres veces la producción de arroz, convirtiendo a la República Dominicana en autosuficiente para poder exportar arroz a Estados Unidos. El 84% de la siembra del país pertenece a la variedad del arroz del Dr. Hsieh.
También logró la introducción al país de siete variedades de bambú. Esas variedades fueron promocionadas para la reforestación, conservación de suelos y embellecimiento en diversas zonas del país. Además, sirvieron como fuente de materia prima para la fabricación de muebles. Como resultado de esa iniciativa se estableció el primer centro de fabricación de artesanías y muebles de bambú en la comunidad de Bonao.