Áreas protegidas: Un pilar en la recuperación del turismo dominicano
Cada año, cientos, miles y millones de turistas llegan a República Dominicana. Eso, indiscutiblemente mueve la economía. De hecho, el sector turismo (hoteles, bares y restaurantes) aportó el 5% del producto interno bruto (PIB) en el 2021 solo de manera directa. Indirectamente fue mucho más con el arribo al país de más de cinco millones de personas.
Si bien la isla caribeña es conocida por sus paradisíacas playas, en realidad no son el único atractivo para extranjeros y locales. En ese sentido, el ecoturismo juega un papel fundamental. Estos son los parques nacionales, áreas protegidas y reservas científicas. Se incluye también los senderos, las rutas para presenciar el avistamiento de aves o los manglares.
De acuerdo con datos del Viceministerio de Áreas Protegidas y Biodiversidad de Medio Ambiente, esos espacios recibieron 937,070 visitas en 2021 y el 2022 luce todavía más prometedor. Aunque aún no supera los números de la prepandemia, solo entre enero y junio 1,107,757 personas fueron a esos espacios, siendo los parques nacionales (505,650) y los monumentos naturales (344,124) los favoritos de dominicanos y extranjeros. En ese mismo período de 2019, las visitas ascendieron a 1,255,626.
Áreas protegidas
República Dominicana está dentro de uno de los 36 puntos “calientes” de biodiversidad en el mundo, esto es debido a la gran diversidad de flora y fauna que posee la isla, y por el grado de amenaza en el que se encuentran. Las áreas terrestres protegidas (% del área total de tierra) en el país se reportaron en 26.24% en 2021, según el Banco Mundial.
“El rol de las áreas protegidas es fundamental para la protección de las especies. Éstos servicios ecosistémicos brindan beneficios ecológicos, económicos y sociales”, explicó a elDinero la directora ejecutiva de Red Nacional de Apoyo Empresarial a la Protección Ambiental (EcoRed), María Alicia Urbaneja.
No solo sirven de producción de agua dulce, también a la alimentación de las especies de fauna y aportan a la resiliencia y conservación de las comunidades. Incluso, proveen protección ante efectos del cambio climático y fenómenos naturales, como huracanes o ciclones.
No obstante, no todo parece ser bonitos escenarios para fotografías en redes sociales. Sin el debido cuidado, protección y atención que merecen estos espacios, su estampa podría estar en peligro. La especialista Ecología y Gestión Ambiental, Miosotis Batista, explica que pese a que no se tiene un estudio para ver con exactitud las zonas que podrían desaparecer, afirma se tiene data de que Miches y Pedernales, municipios con varias áreas protegidas, son los más vulnerables a los efectos del cambio climático.
Solo el Parque Nacional Jaragua, en la provincia de Pedernales, recibió 9,571 visitas en enero del 2022. En Miches, por su parte, se encuentra la Laguna Redonda y Limón, que entre enero y junio recibieron 6,235 extranjeros y dominicanos.
En ese sentido, la especialista entiende es viable y recomendable promover el turismo de naturaleza. “Gracias a esto muchas comunidades tienen sustento. Claro, siempre y cuando esa promoción vaya acompañada de una campaña de concientización y planes de manejo adecuado de esos recursos naturales”, sostuvo.
También enfatizó que si se trata de prácticas sostenibles, el aprovechamiento de los recursos será beneficioso. Esto a razón de que si las visitas se realizan sin el conocimiento de lugar, “claro que pueden dañar”. Entiende se necesitan protocolos rigurosos para poder evitar esto. Sin embargo, revela que en el país “pocas áreas protegidas tienen planes de manejo” con capacidad de carga identificada. “Muchas no tienen guarda parques capacitados para recibir visitantes, incluso, muchas no tienen ni guarda parques”, afirmó Batista.
En República Dominicana se cuenta con Ley Sectorial de Áreas Protegidas 202-04. Esta establece los usos y actividades permitidas para las distintas áreas protegidas según su categoría y objeto de conservación. Eso quiere decir, en palabras de María Alicia, que no en todas es posible promover el turismo.
“De forma general, es muy importante regularizar el acceso a estas áreas, estableciendo una capacidad límite de carga; así como fomentar las visitas con acompañamiento de guías especializados y capacitados en ecoturismo”, comenta. Entiende que se debe promover la sensibilización hacia los visitantes y proveer infraestructura adecuada para garantizar un uso sostenible de espacios naturales (señalización, caminos delimitados, contenedores para los residuos, etc.).
Factor económico
República Dominicana cuenta con un sistema de áreas protegidas conformado por 128 áreas, las cuáles se clasifican en distintas categorías dependiendo del objeto de conservación. Las restricciones del acceso y actividades permitidas en estos espacios varían dependiendo de las categorías.
El Parque Cotubanama es el principal de esas áreas protegidas en el país. Solo en período analizado del 2022, recibió 398,398 visitas, de las cuales 393,169 (98.69%) fueron extranjeros y apenas 5,229 (1.31%) fueron dominicanos. El panorama general luce igual.
De las 1,107,757 a esas áreas, el 71.98% (797,417) fueron extranjeros y el 28.02% (310,340) nacionales. Estas cifras, traducidas a dinero, implicarían, solo en el caso del Cotubanama, unos RD$196,584,500, por concepto de visita de extranjeros, tomando en cuenta que la entrada de adultos tiene un costo de RD$500 y niños a partir de 12 años RD$250. Se trata de cálculos estimados realizados por elDinero.
Según Ley Sectorial de Áreas Protegidas, que establece las tarifas por ingresos a áreas protegidas, las entradas para dominicanos a las distintas áreas protegidas van desde RD$350 a adultos hasta RD$100 para los niños a partir de los 12 años. En el caso de los extranjeros, van desde los RD$500 hasta los RD$200. En promedio, para dominicanos acceder a esas áreas pagarían unos RD$154 y los visitantes desde otros países serían RD$260.
Con esas referencias –promedio–, solo en el 2022, esas visitas de extranjeros generaron divisas por RD$207 millones, aproximadamente. Por parte de los dominicanos, serían RD$47 millones. Es decir, las áreas protegidas, aparentemente, son rentable.
Tal como explicó Urbaneja, si bien en las áreas de protección estricta las actividades permitidas son limitadas “ya que estas buscan conservar ecosistemas únicos en el país y de gran importancia científica”, en el caso de áreas protegidas dentro de la categoría de parques nacionales, se busca conservar recursos (naturales y culturales) a fin de que estos puedan ser aprovechados por la sociedad a través de distintas actividades económicas.
Esto quiere decir que la finalidad de muchas áreas en nuestro país, es garantizar el uso sostenible de los recursos naturales para un aprovechamiento a través de actividades económicas que fomenten la recreación, la educación y el turismo. “Tenemos la base y mucho potencial para fomentar el ecoturismo”, aseguró Urbaneja.
Además, cuando se incluyen los gastos indirectos en habitaciones de hotel, alquiler de automóviles y alimentos, los ecoturistas gastan cientos de dólares estadounidenses para disfrutar de estos espacios. Se suma que en el país se cuenta con diversos alojamientos con un enfoque ecológico (como ranchos, campamentos, etc.), así como opciones de tour operadores que ofrecen excursiones sostenibles. Es decir, promoviendo el consumo local y reducción de la contaminación, entre otros. Asimismo, se están motivando las visitas y actividades recreativas en espacios naturales.
Algunos ejemplos son los avistamientos de ballenas en Samaná, visitas a parques naturales (Los Tres Ojos, Salto el Limón, Lago Enriquillo), acampadas en parques naturales como Valle Nuevo, Armando Bermúdez (Pico Duarte) y actividades recreativas como senderismo, escaladas, rafting, entre otras.
En definitiva, “promover el turismo responsable en estas áreas podría traer beneficios a corto y largo plazo, generar fondos para la sostenibilidad de su conservación y promover la participación de las comunidades para su protección”, resaltó Urbaneja. Esto, siempre y cuando su objetivo sea sensibilizar sobre su importancia, los servicios ecosistémicos y cómo se puede aportar a su conservación.
En otras palabras, el ecoturismo es un viaje responsable a áreas naturales que salvaguarda la integridad del ecosistema, produce beneficios económicos para las comunidades locales y puede fomentar la conservación. De hecho, la relación entre la población y el medio ambiente, el ecoturismo es una forma creativa de unir los objetivos de conservación ecológica con el desarrollo económico.
Normativa
La Ley Sectorial de Áreas Protegidas 202-04 indica en su Artículo 20: “En la administración y manejo del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales debe tener en cuenta, además de sus fines de conservación, la utilización de estas áreas naturales para el desarrollo del turismo y el ecoturismo como una forma de acrecentar el valor económico y social de las mismas y contribuir al desarrollo económico de República Dominicana.
El Artículo 32 detalla: “El apoyo y promoción del turismo ecológico mediante la valorización económica de las áreas naturales y del Sistema Nacional de Áreas Protegidas es una obligación funcional de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales”.
Diversidad
Áreas que representan un atractivo turístico en el país son Valle Nuevo, Parque Nacional Submarino Monte Cristi, Lago Enriquillo e Isla Cabritos y Los Haitises. También se debe mencionar el Armando Bermúdez, Parque Nacional Jaragua, Parque Nacionales Humedales del Ozama, Montaña La Humeadora sur, Submarino La Caleta, Aniana Vargas, Baiguate, El Morro, La Hispaniola, Los Haitises suroeste, Manglares de Estero Balsa, Máximo Gómez y Parque Nacional José de Carmen Ramírez.
En cuanto a las Reservas Científicas, la de Ébano Verde, es una de las que destacan, además de La Salcedoa, Loma Guaconejo, Loma Quita Espuela y Villa Elisa. Los Santuarios Marinos del país están distribuidos de la siguiente manera: Bancos de la Plata y de la Navidad, además del Estero Hondo (Manatíes).
Los Monumentos Naturales, destacan Hoyo Claro, Loma Isabel de Torres, Salto del Limón, Salto de la Damajagua, y Monumento Natural El Saltadero. Otras áreas protegidas bajo la figura de Monumento Natural son Isla Catalina, Cabo Francés Viejo, Lagunas Cabarete y Goleta (El Choco), Reserva Antropológica Cuevas de Borbón (Cuevas del Pomier), Cabo Samaná, Dunas de las Calderas, Manantiales de Las Barías, Monumento Natural Laguna Gri-Gri, Pico Diego de Ocampo, Río Cumayasa, Cuevas Las Maravillas, Salto de Jimenoa, Salto de Socoa y Saltos de Jima.
En la zona de Refugio de Vida Silvestre, Cueva de los Tres Ojos, Laguna Redonda y Limón; Cayos Siete hermanos; Furnia de Gurabo; La Gran Laguna o Perucho; Laguna Mallen; Refugio de Vida Silvestre Laguna Bávaro; Ría Maimón y Río Higuamo, mejor conocido como la Fuente de Oro.