Gobierno acoge críticas de los cristianos sobre precariedades

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El consultor jurídico del Poder Ejecutivo, Antoliano Peralta, considera que “no habrá buenos gobiernos sin buenos críticos”, al ser cuestionado sobre las críticas realizadas por la Iglesia católica durante el Sermón de las Siete Palabras, donde los religiosos resaltaron algunas problemáticas que afectan el desarrollo del país.

Aunque el funcionario no abundó sobre los temas más criticados por los sacerdotes, argumentó en una conversación con reporteros de este diario, que las críticas, ya sean provenientes de la iglesia u otros sectores, contribuyen al gobierno a ponerse en alerta acerca de las deficiencia existentes.

Peralta también expresó que cuando estos comentarios críticos “son hechos de buena fe” ayudan en conjunto al gobierno y su crecimiento.

Saluda las críticas

hechas de buena fe

“Entiendo que las críticas de la Iglesia y de cualquier sector social, cuando son hechas de buena fe, contribuyen a encender el alerta del gobierno y a su crecimiento. No habrá buenos gobiernos sin buenos críticos”, dijo en un mensaje de texto.

El Viernes Santos se proclamó el Sermón de las Siete Palabras y los religiosos encargados de cada discurso abogaron por la deficiencia del sistema penitenciario, la seguridad social, la injusticia frente a los migrantes, el deterioro de la salud mental, los altos costos de la comida, entre otros temas de interés.

Primera palabra

La primera palabra “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, a cargo del padre Keiter de Jesús Luciano Alcántara de la Parroquia San Juan Bautista, Villa Mella, expresó en su alocución que aun las autoridades conociendo la necesidad de una nueva ley de seguridad social, estos prefieren entretener a la sociedad con “proyectos de leyes que sirven para el show mediático”.

Segunda palabra

Mientras que el reverendo padre Gregorio Santana, al pronunciar la segunda palabra “Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”, se refirió contundentemente al sistema de penitenciario, considerando que está en su peor momento debido a que los reclusos tienen que pagar incluso para por “ir al baño y por una maldita goleta” para dormir por turnos.

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