Reformas son cruciales para que República Dominicana mejore calificación crediticia, dice S&P
La República Dominicana da visos de estabilidad política y continuidad de las medidas económicas que ha implementado tras la reelección de Luis Abinader en las pasadas elecciones. No obstante, su capacidad para aplicar las reformas estructurales que requiere el país aún están por verse.
Así lo valora la agencia de calificación crediticia S&P Global en un análisis, considerando que la calificación ´BB´ del país refleja una economía dinámica, pero con un perfil fiscal débil y vulnerabilidades a shocks externos.
«El presidente Abinader ya contaba con altos índices de aprobación durante su primer mandato y su partido también se benefició de una mayoría en el Congreso, pero dio marcha atrás en reformas difíciles e impopulares durante períodos de tensión económica,
Diario Libre comparte un resumen de las respuestas a preguntas frecuentes en torno a este tema, planteadas por S&P Global, y cómo se vería afectada la calificación que otorga al país.
¿Cuáles son los principales desafíos que afronta el presidente reelecto y el nuevo liderazgo en el Congreso?
Las rigideces presupuestarias subrayan la necesidad de una reforma fiscal y tributaria, mientras que las ineficiencias en el sector eléctrico continúan siendo un lastre para las finanzas públicas.
A pesar de que la política monetaria contractiva llevó la inflación a la mitad del rango objetivo del banco central de 4 % +/- 1 %, los costos de vida más altos podrían dificultar que el gobierno avance con reformas potencialmente impopulares que podrían generar descontento social y afectar los altos índices de aprobación de Abinader.
El gobierno logró aprobar reformas en el sector eléctrico (a través del llamado Pacto Eléctrico) durante el primer mandato de Abinader.
A pesar de estos ajustes tarifarios, el gobierno no logró reducir las pérdidas de electricidad en la red, que siguen siendo elevadas, alrededor de 36 %, que se explican principalmente por la baja recaudación, las pérdidas técnicas en la red debido al envejecimiento de la infraestructura y la expansión de la red a las zonas rurales.
- El gobierno también afrontará el desafío de mejorar la seguridad y al mismo tiempo gestionar el impacto de las crisis política y social en Haití, que se ha profundizado en los últimos años, así como el desafío de fortalecer las instituciones públicas y reforzar los esfuerzos para combatir la corrupción.
¿Podrá el país alcanzar el grado de inversión en este período presidencial?
Nuestra calificación soberana de largo plazo de la República Dominicana (BB/Estable/B) todavía está dos niveles (notches) por debajo del umbral del grado de inversión ‘BBB-‘.
Podríamos subir la calificación a ´BB+´ si el país demuestra capacidad para aprobar e implementar reformas que mejoren su perfil fiscal y de deuda, lo que se traduciría en menores déficits fiscales.
Un alza adicional de la calificación a ´BBB-´ de ´BB+´ dependería de un fortalecimiento institucional significativo y un aumento continuo del ingreso per cápita. Necesitaríamos ver una mejora sustancial en los perfiles fiscal y de deuda del país que le permita construir importantes reservas antes de shocks externos e internos.
Por el contrario, podríamos bajar la calificación si el impresionante crecimiento económico del país perdiera impulso.
¿Qué expectativas económicas hay para los próximos años?
La economía dinámica y resiliente de la República Dominicana sigue siendo su principal fortaleza crediticia.
Un entorno político previsible ha estimulado el crecimiento de un sector privado boyante, que ha aprovechado los fuertes vínculos económicos con Estados Unidos.
Esperamos que el turismo siga siendo un importante motor de crecimiento económico en los próximos años. La conectividad a través del aeropuerto internacional de Punta Cana, su principal destino turístico, ha sido clave para continuar esta tendencia, y el sector privado ha impulsado otros destinos y la industria de cruceros.
Además del turismo, la República Dominicana ha atraído considerable inversión extranjera directa en el sector manufacturero a través de zonas de libre comercio que exportan bienes, principalmente a Estados Unidos.
El país también cuenta con flujo de las remesas para sostener su consumo y crecimiento económico. Esperamos que las remesas se normalicen después de tres años de crecimiento extraordinariamente alto, pero se mantendrán en torno al 8 % del producto interno bruto (PIB).
¿Cuáles son las limitaciones fiscales y de deuda del país en comparación con sus pares?
Las principales debilidades crediticias son sus perfiles fiscal y de deuda. Los ingresos tributarios se encuentran entre los más bajos de la región, alrededor de 15.5 % del PIB.
El desempeño fiscal relativamente débil ha llevado a un aumento de la deuda neta del gobierno general, que ahora se encuentra en alrededor de 55 % del PIB desde alrededor de 30 % del PIB en las últimas dos décadas.
El perfil de la deuda del soberano revela su vulnerabilidad externa, con alrededor de 70 % de su deuda denominada en moneda extranjera. La República Dominicana podría beneficiarse del desarrollo del mercado de capital interno y de depender más del financiamiento concesional de bajo costo proveniente de instituciones multilaterales de financiamiento.
¿Qué se espera de la reforma fiscal y cómo podría afectar la calificación?
El presidente ha destacado la necesidad de revisar la estructura fiscal para liberar recursos para invertir en necesidades sociales e infraestructura. Sin embargo, en el pasado varias administraciones también tuvieron altos índices de aprobación y una mayoría en el Congreso, pero les resultó difícil aprobar e implementar dichas reformas en su totalidad.
Dado que estas posibles reformas podrían diluirse cuando se presenten al Congreso y que los resultados tardarían en materializarse, no estamos incorporando ninguna reforma fiscal significativa en nuestro escenario base.
¿Puede la política monetaria convertirse en una fortaleza para la calificación soberana en los próximos cinco años?
La República Dominicana ha mostrado mejoras importantes en la efectividad de su política monetaria y supervisión del sector financiero.
Sin embargo, en nuestra opinión, la política monetaria sigue limitada por el debate de larga data sobre la recapitalización del banco central, hace 20 años. Cualquier decisión de recapitalizarlo probablemente sería un plan gradual a mediano plazo.
Esperamos que el Banco Central siga registrando pérdidas cuasifiscales en los próximos años, y cualquier decisión de recapitalizarlo probablemente sería un plan gradual a mediano plazo.