Economías en desarrollo deben actuar ahora para amortiguar los impactos del conflicto en Ucrania

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Washington

La guerra en Ucrania no podría haber llegado en un peor momento para la economía mundial, cuando la recuperación de la contracción causada por la pandemia había comenzado a debilitarse, la inflación estaba aumentando, los bancos centrales de las principales economías del mundo se estaban preparando para subir las tasas de interés, y los mercados financieros sufrían altibajos en medio de una enorme cantidad de incertidumbres.

La guerra ha agravado esas incertidumbres de maneras que repercutirán en todo el mundo, perjudicando a las personas más vulnerables en los lugares más frágiles. Es demasiado pronto para saber en qué grado el conflicto alterará las perspectivas económicas mundiales. 

Al igual que el nuevo coronavirus, la última crisis empezó de una forma muy inesperada : su escala e intensidad, su ubicación y la respuesta global a ella. Mucho dependerá de lo que suceda después. Pero ya está claro que los precios más altos de los alimentos y la energía, junto con la escasez de suministros, infligirán sufrimiento de manera inmediata a las economías de ingreso bajo y mediano.

La pandemia sigue debilitando a numerosas economías en desarrollo. La recuperación saludable que han experimentado las economías avanzadas durante el año pasado en gran medida ha eludido a las economías en desarrollo: para 2023, el nivel de producción económica en ellas seguirá siendo un 4% inferior al nivel proyectado antes de la pandemia .

La deuda total de estas economías ahora alcanza el nivel más alto de los últimos 50 años. La inflación es la más elevada en 11 años, y el 40% de los bancos centrales han comenzado a subir las tasas de interés para responder a la situación.

La crisis de Ucrania podría hacer más difícil la recuperación de muchas economías de ingreso bajo y mediano.  Además de los precios de los productos básicos más elevados, es probable que los efectos colaterales lleguen a través de otros vectores: las perturbaciones en el comercio, las turbulencias financieras, y las remesas y la huida de refugiados.

Es posible que los países más cercanos al conflicto, en virtud de sus fuertes vínculos comerciales, financieros y migratorios con Rusia y Ucrania, sufran el mayor daño inmediato. Pero los efectos podrían extenderse mucho más allá.

Costos de los alimentos y los combustibles
Algunas economías en desarrollo dependen en gran medida de Rusia y Ucrania para obtener alimentos. Estos dos países suministran más del 75% del trigo importado por un grupo de economías de Europa y Asia central, Medio Oriente y África.

Estas economías son particularmente vulnerables a una interrupción en la producción o el transporte de granos y semillas de Rusia y Ucrania. En los países de ingreso más bajo, las alteraciones en los suministros y el alza de los precios podrían causar un aumento del hambre y de la inseguridad alimentaria.

Rusia también es una fuerza importante en el mercado de la energía y los metales: representa una cuarta parte del mercado de gas natural, el 18 % del mercado de carbón, el 14% del mercado de platino y el 11% del mercado de petróleo crudo.

Una fuerte caída en el suministro de estos productos básicos obstaculizaría la construcción, la industria petroquímica y el transporte. También reduciría el crecimiento de toda la economía: en una próxima publicación del Banco Mundial se estima que un aumento del 10% del precio del petróleo por un período de varios años puede reducir el crecimiento de las economías en desarrollo que importan productos básicos en una décima de punto porcentual .

Los precios del petróleo han aumentado en más de un 100% durante los últimos seis meses. Si esta situación continúa, el petróleo podría restar 1 punto porcentual al crecimiento de los importadores de petróleo como China, Indonesia, Sudáfrica y Turquía.

Antes de que estallara la guerra, se proyectaba que Sudáfrica crecería alrededor de un 2 % anual (PDF, en inglés) en 2022 y 2023, Turquía entre un 2 % y 3 % y China e Indonesia un 5% (PDF, en inglés), por lo que una desaceleración del crecimiento de 1 punto porcentual significa que el crecimiento se reducirá entre una quinta parte y la mitad.

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