Si baja la pobreza en República Dominicana, ¿por qué hay más subsidios sociales?
Los programas de asistencias social desarrollados por el Gobierno dominicano han contribuido con una reducción de los indicadores de pobreza en casi dos décadas de su aplicación, pero los resultados parecen estar muy por debajo de lo que implica la inversión destinada a tales fines.
Si bien el incremento del gasto social en 2020, año de la pandemia del covid-19, evitó que la pobreza se disparara en mayores niveles, por los efectos de la paralización de la economía, las cifras también dejan abierta la interrogante de esos montos (más de RD$52,000 millones según Supérate.gob.do) habrían sido más efectivos en la medida en que se reenfocara su destino por familia.
Hasta el año 2020 la pobreza monetaria se ubica en 23.4%, de acuerdo con un estudio del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo. En tanto que la pobreza extrema está en 3.5%. Aunque las cifras de 2021 no están disponibles, se asume que esos indicadores han experimentado reducción.
Entonces, asumiendo los números de 2020 y considerando una población estimada en 11 millones de personas, se puede decir que la cantidad de pobres en el país es de 2,574,000 personas, de las cuales 385,000 están en pobreza extrema.
Con base en esos números, y tomando como referencia el gasto en subsidios sociales a familias durante el 2021, que ascendió a RD$30,466 millones, se desprende que la cantidad de hogares beneficiados debería ser menor y el monto por familia pudiera ser mayor.
En detalles
Los subsidios sociales están diseñados para beneficiar a familias, más que a personas en particular. Aunque hay que tomar en cuenta que algunos son sectorizados como el Bonogas choferes, que va dirigido a los trabajadores del volante que ofrecen servicio de transporte público en carros que utilizan gas licuado de petróleo (GLP), pero el monto destinado a esos fines es minoría en comparación con lo que va directamente a los hogares más pobres.
El valor de la Tarjeta Supérate, que actualmente está en RD$1,650, debe llegar efectivamente y de forma exclusiva en razón de una por hogar en hogares en que no hay otros miembros de la familia con empleos fijos o con otros beneficios sociales como pensión estatal.
Entonces, tomando en cuenta la cantidad de pobres y asumiendo que cada hogar tiene tres miembros (seguro son más), se puede determinar que el 23.4% de los pobres representa 858,000 hogares.
De ahí se determina que la cantidad de beneficiarios de los subsidios sociales directos no debería pasar de esa cantidad de hogares, asumiendo que esos son los que viven en pobreza, que dentro de esos están los que viven en pobreza extrema y que no se puede entregar más de una tarjeta por hogar. Pero resulta que, hasta febrero de este año había 1,350,000 beneficiarios de Tarjeta Supérate, que antes era Comer es Primero.
A eso se agrega el hecho de que el presidente Luis Abinader dispuso que desde marzo pasado se aumentaran 300,000 beneficiarios más, lo que indica que ahora son 1,650,000, casi el doble de la cantidad máxima de hogares que se supone viven en estado de pobreza.
Esto deja entender una o varias de las siguientes razones: es posible que haya más de una tarjeta de subsidio social en un mismo hogar; puede ser que haya hogares que no califican para tener una tarjeta y la tienen aun cuando uno o varios de sus miembros son empleados formales o tienen niveles de ingresos y condiciones de vida vulnerables, pero no pobres; o puede ser una combinación de ambos factores.
Si el Estado tuviera la capacidad de eliminar las distorsiones y hacer que cada tarjeta de subsidio social llegue exclusivamente a razón de una por hogar y solamente a familias que están contabilizadas como pobres, entonces el monto del subsidio podría ser mayor por cada familiar o el Estado pudiera destinar menos recursos para tales fines.
En el primer caso, tomando como referencia el gasto en subsidio social de 2021 (RD$30,466 millones) y asumiendo que el 23.4% de pobreza son 858,000 hogares, entonces tocarían a razón de RD$2,959 por beneficiario.
En ese caso, el subsidio social estaría llegando exclusivamente a los hogares que lo necesitan y el monto sería casi el doble de lo que el Gobierno está entregando en la actualidad.
El otro escenario puede ser que, manteniendo el mismo monto de RD$1,650 por beneficiario y entregando cada tarjeta solo a los 858,000 hogares en pobreza, el gasto del Estado en ese capítulo social sería de RD$16,988.4 millones, para un ahorro de RD$13,477.6 millones, asumiendo lo que se destinó en 2021.
Pero eliminar las distorsiones, duplicidad de beneficiarios o descalificar a familias por seguir lo que dice el reglamento, aun cuando sea notoria la precariedad económica de un hogar determinado, es una tarea difícil para los promotores sociales del Estado, más si se toma en cuenta el elemento político, que nunca escapa a este tipo de programa social.
Hay casos de aumento de la informalidad. Por ejemplo, una pareja de esposos, no casados, donde el hombre tiene un empleo formal, cotiza a la seguridad social y por tanto no califica para la tarjeta Supérate, pero su compañera, que no figura como casada, se registra como madre soltera y desempleada, con lo que califica y ese hogar recibe la tarjeta.
Esa misma dama tiene la oportunidad de conseguir un empleo formal en una pequeña empresa, pero le dice a su empleador que le pague por “iguala”, sin nombrarla, porque ella y sus tres hijos pueden beneficiarse del seguro de su marido y sin ser nombrada evita que la saquen del subsidio social.
En ese caso la informalidad es múltiple: no se casa formalmente y vive en concubinato, no acepta un empleo formal en una empresa que sí está formalizada para evitar que la saquen de Supérate y su empleador también incurre en elusión de la seguridad social, porque le representa un ahorro. Esos casos son frecuentes en muchas familias pobres del país.
¿Menos pobres?
De acuerdo con las estadísticas oficiales, desde 2005 al 2019 la pobreza general bajó de 47.2% a 21%, con un revés en 2020 por la pandemia, que provocó un aumento a 23.4%.
En ese período, los montos anuales de subsidios sociales pasaron de 1,454.1 millones en 2006 a los RD$30,466 millones de 2021 (en 2020 hubo una inversión extraordinaria y en los cuatro años anteriores el promedio era de RD$15,000 millones).
Pero resulta que en la medida en que se reduce la pobreza, también aumenta la cantidad de beneficiarios de los subsidios sociales y los montos que se entregan. Esto se torna contradictorio, pues ha de suponerse que con menos tasa de pobreza, es menor la cantidad de hogares que necesitan los subsidios sociales y, por tanto, el gasto del Estado debería ser menor.
En todo caso, al reducir la cantidad de hogares beneficiarios porque cada año salen de la pobreza, entonces el Estado pudiera redistribuir el ahorro entre los hogares restantes para acelerar más la reducción de la cantidad de pobres.
A su llegada al poder, el presidente Luis Abinader dispuso cambios en el programa social Comer es Primero. No solo le cambió el nombre a Supérate, sino que también se establecieron programas de capacitación de los beneficiarios, especialmente las madres solteras, impartiéndoles cursos y facilitando oportunidades para que emprendan sus propios negocios y que así puedan salir de la pobreza.
Gloria Reyes, directora de Supérate, ha ofrecido detalles sobre este programa, donde destaca que esa es la diferencia con el antiguo Prosoli (Progresando con Solidaridad), ya que se imparten capacitaciones que irán motivando a las personas en estado de pobreza a superar esa condición.
Recientemente, el presidente Abinader encabezó un acto en donde fueron reconocidas 23 mujeres emprendedoras que fueron formadas por Supérate y que son beneficiarias de los subsidios sociales. Cabe esperar el desarrollo de estas iniciativas para ver cuántas familias superarán la pobreza con esas iniciativas y si finalmente serían sacadas de los subsidios sociales, asumiendo que ya no los necesitarían para vivir dignamente.