Cementeras buscan reducir a un 32% su impacto ambiental
El déficit habitacional es uno de los problemas que más aqueja a América Latina. 120 de los 600 millones de habitantes que tiene la región, viven en asentamientos informales e inadecuados para satisfacer sus necesidades básicas. Esto vuelve al cemento una de las materias primas más demandadas para la construcción de casas y edificaciones.
La región cuenta con 77 empresas cementeras que producen alrededor de 200 millones de toneladas de la mezcla.
Sin embargo, este trabajo se realiza a costa de un alto impacto medioambiental: cada tonelada de cemento emite 597 kilogramos de dióxido de carbono, mientras que la capacidad de coprocesamiento de residuos de estas compañías es solo de 18%, de acuerdo con datos de la Federación Interamericana de Cemento (Ficem).
Por este motivo, los principales actores de la industria –incluyendo a República Dominicana– se preocupan por trabajar en acciones concretas que contribuyan a la mitigación de los efectos del cambio climático, a través de iniciativas públicas y privadas.
La directora ejecutiva de la Asociación Dominicana de Productores de Cemento (Adocem), Julissa Báez, explicó que la entidad aspira a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero hasta un 32% para el 2030, es decir, 21 puntos porcentuales más que el 11% promedio de emisiones disminuidas desde 1960 hasta 2014.
“El compromiso es reducirlo mucho más. Claro, eso es un proceso, pero el objetivo es que al 2050 tengamos cero emisiones (de carbono)”, manifestó la ejecutiva. El gremio que dirige trabajó junto a la Ficem en un análisis que identificará el estado del sector en el país y trazará acciones para que la industria local adopte cambios más amigables con el medio ambiente.
El informe “Hoja de ruta República Dominicana: Hacia una economía baja en carbono”, puntualiza que para 2014, el país había generado 2.07 millones de toneladas de carbono para el año 2014, un aumento de 785 millones respecto a los registros de producción de este gas en la década de los 90. Aunque esto es significativo a nivel local, es menos del 0.1% de las emisiones mundiales.
Báez subrayó que, en la actualidad, esta cantidad ha crecido alrededor de 3.6 millones. “De eso, nosotros (la industria del cemento), generamos alrededor de un 3%”; es decir, unas 108,000 toneladas de carbono generadas a través de la fabricación de este material.
El auge de nuevos proyectos urbanísticos, sobre todo, habitacionales y hoteleros, ha llevado a que las cementeras multipliquen sus volúmenes. Para 2009, el país produjo 3.9 millones de toneladas de este producto, lo que en nueve años aumentó hasta 5.5 millones, de acuerdo con el estudio de Adocem y Ficem.
En 2021, los productores de cemento reportaron un aumento de 1.33 millones de toneladas, al pasar de 5.17 millones en 2020 a un máximo de 6.5 millones el año pasado. Su consumo local fue de 5.5 millones, para un incremento de 26% respecto a 2020.
Reducción del clínker
El clínker, una mezcla resultante de caliza y arcilla, es el principal ingrediente para la preparación del cemento y el hormigón. Al igual que este primer producto, su producción en el país ha ido en aumento desde la última década, situándose en los 3.6 millones de toneladas para 2018.
Sin embargo, la utilización de este componente aumenta la huella ambiental en la industria del cemento. “Hay un proceso durante la fabricación del clínker, que es la descarbonatación del calcio. ¿Qué significa esto? Cuando alcanza cierta temperatura, se separa el óxido de calcio (la cal), que es el elemento principal para la constitución (de la materia prima) del dióxido de carbono (CO2), que es el que se emite regularmente a la atmósfera”, explicó el gerente general de Medioambiente y Sostenibilidad de Domicem, Juan José Peña.
Por eso, a menor clínker utilizado, menos gases de carbono liberados durante la preparación del material de construcción.
Al respecto, la empresa ejecuta un proyecto de cemento polar mixto, en el que sustituye el clínker por el uso de cenizas volantes de centrales termoeléctricas, lo que les ha llevado a consumir más de 75,000 toneladas de cenizas y evita que este elemento –también contaminante– vuelva a la naturaleza como residuo.
Desde la implementación de este proyecto en agosto de 2020 hasta ahora, la empresa ha logrado disminuir su dependencia de esta materia prima de un 72% a un 63%, lo que se traduce en 50,000 toneladas menos de emisiones de carbono, de acuerdo con Peña. “De ahí la importancia de utilizar adiciones reactivas que agreguen resistencia y otras propiedades al cemento que reemplacen el clínker”.
También, la compañía ha incrementado su disposición de energías renovables con la construcción de un parque solar, que suma de 2 a 2.4 millones de kilovatios por hora al año, además de sostener un acuerdo con la empresa EGEHaina para que sus operaciones funcionen con la energía eólica que provee el parque Los Cocos, en Pedernales.
Otras acciones
La reducción del uso del clínker, la mejora de la eficiencia energética y el coprocesamiento de los residuos son las tres acciones principales que recomienda la Ficem para que la industria de cemento pueda disminuir su impacto medioambiental a nivel global.
Además de Domicem, otras empresas han asumido acciones para lograr la neutralidad de carbono para el 2050. Este es el caso de Cemex. La multinacional, con sucursal en República Dominicana, aspira en el corto plazo a la reducción de más de un 40% de sus emisiones durante los próximos ocho años.
Su director de Sostenibilidad, Camilo Sánchez, apuntó que la firma ha disminuido un 8% de los gases liberados a la atmósfera desde el 2020 hasta ahora. “Esto demuestra que podemos lograr las metas propuestas para 2030”, afirmó el ejecutivo durante un panel de productores de cemento latinoamericanos realizado en el marco de la Semana del Clima en Santo Domingo.
La empresa ha tenido que transformar su equipo humano y elaborar una estrategia, que cuenta con cuatro pilares: La descarbonización de sus operaciones, la sustitución de energías fósiles por renovables, el desarrollo de nuevos productos con una menor huella de carbono y la innovación a través de alianzas con socios estratégicos.
Esto le ha permitido ejecutar acciones como la fabricación de clínker con energía solar y el desarrollo de Vertua, un producto bajo en emisiones de carbono.
Argos ha asumido una planificación similar. La cementera colombiana ha realizado inversiones sobre los US$3 millones para rebajar su dependencia del clínker y elevar el uso de combustibles alternativos. Su meta es la mitigación del 29% de las emisiones de carbono para el 2030, y actualmente trabaja en un proyecto de captura de emisiones de carbono a través de microalgas.
El gerente general de la multinacional, Jorge David Pérez, explicó que la primera etapa del proyecto ya demostró su viabilidad, por lo que Argos ampliará la iniciativa hacia Estados Unidos. “Todo esto ligado a una nueva oferta de productos y soluciones verdes y sostenibles que faciliten los procesos de diseño y construcción verde para el desarrollo integral de la industria”, acotó.
Desafíos
El acompañamiento de los gobiernos en la creación de marcos regulatorios que comprometan a la industria con la transición climática, además de mayores investigaciones y acceso a financiamiento verde serán cruciales para el cumplimiento de esos objetivos, puntualizó la directora ejecutiva de la Ficem, María José García.
Camilo valoró positivamente los avances dados por República Dominicana hacia esa dirección. No obstante, el profesional entiende que el coprocesamiento sigue siendo el principal reto para las cementeras dominicanas, lo que pudiera reforzarse a través de una reglamentación complementaria a la Ley General 225-20 de Gestión Integral y Coprocesamiento de los Residuos Sólidos; pero eso está aún pendiente.
Importancia del sector construcción para la economía
El sector construcción ha tenido un crecimiento constante en República Dominicana. En 2021, sumó un valor agregado de 23.4% al producto interno bruto (PIB), de acuerdo con el Banco Central, lo que lo colocó dentro de los tres sectores de mayor aporte a la recuperación económica, junto al turismo y la manufactura.
Las ventas reportadas de la fabricación de cemento, cal y yeso aumentaron un 4.5% interanual desde el 2012 al 2020, pasando de RD$22,388.9 millones en 2012 a RD$30,850.3 millones ocho años después, de acuerdo con el Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM).
De igual forma, esta institución reporta que las recaudaciones internas totales alcanzaron los RD$5,579.1 millones en el año de la pandemia, para un aumento de RD$2,417.8 millones hace cinco años atrás, cuando en 2015 el monto era de RD$3,161.3 millones. Es decir, un alza promedio de 8.1% en ese período.
Domicem, Cementos Cibao, Cementos Santo Domingo, Panam, Cemex y Argos son las seis empresas más grandes de la industria, con un 37.5% de participación en el mercado, conformado por 16 empresas, de las cuales el 50% son micro y el 12.5% restante son pequeñas.
En comparación con otros países de América Latina, la industria se mantiene como una de las más competitivas en los últimos años, manteniendo costos estables en la última década. El precio de venta al público de una funda de cemento de 42.5 kg tiene un precio de US$6.6 (RD$358.5) en el país, es decir US$2 más barato que el promedio regional, que se sitúa en US$8.5 (RD$461.7).