Le salí corriendo a New York.
La gran manzana o ciudad que nunca duerme como es conocida Nueva York, es sin lugar a dudas uno de los lugares que cualquiera quiere visitar o que tiene en su lista de deseos.
Nueva York es prácticamente marca turismo, esto por su gran inversión en el mercado sin chimenea y por lo que en otrora ofrecía, una gran ciudad, de torres altas, muchas luces, lugares de compra y convergencia de personas.
Y aquí viene el pero, las grandes ciudades tienen si bien grandes ventajas, también grandes males, el desarrollo de las comunidades también tiene Pros y Contras, pues conforme el ser humano crece y avanza así lo hacen sus demandas y ambiciones.
Estados Unidos, según mi criterio, se ha dedicado a criar y alimentar vagos y drogadictos, convirtiéndolos así en parásitos humanos, seres que no trabajan y no hacen más que esperar el apoyo del gobierno y gastarlo en drogas y alcohol, lo que los lleva con el tiempo a un estado de enajenamiento.
En mis pasadas vacaciones familiares, por lo antes mencionado, debía llevar a mis hijos a conocer NEW YORK, ( gran error el mío) a lo mejor para muchos, esto es algo sin importancia, pero para mi que vengo de un país conservador y que intento cada día de criar a mis hijos en valores, que ellos vean en cada esquina por donde caminamos, jóvenes consumiendo y vendiendo marihuana de lo más normal, es frustrante.
En mi última visita a este estado, si bien se consumía el canabis, aún no era legal y todavía sus calles a pesar de que siempre ha habido peligro y malas zonas, todavía se podía caminar, pero lo que mis ojos han visto me ha hecho repudiar categóricamente este destino, definitivamente NUEVA YORK no es un destino familiar.
La cantidad de enajenados mentales que pululan por las calles de la gran manzana es aterradora, la cantidad de gente que ha decido prescindir de su vida en edificaciones importantes de la ciudad por salud mental, es triste y más deprimente aún es saber que las ambiciones capitalistas de los muchos es tanta que estos problemas no son visibles ante sus ojos, por lo que sin ser pesimista me atrevo a decir que la situación no mejorará.
Que lastima, pido perdón a mis hijos de 5 y 10 que tuvieron que ver esto.